“Madre, eres el Edén espiritual, más sagrado y más sublime que el anterior. En el primero habitaba el Adán de la tierra; en ti, el Señor del cielo.
El arca de Noé es la prefiguración de tu ser porque guardó en sí el germen de la segunda creación.
Tú das luz a Cristo, la salvación del mundo por la cual quedaron sepultados los pecados y apaciguadas las aguas.
Así como Jacob vio el cielo y la tierra unidos por una escalera, y los ángeles que subían y bajaban por ella, y a Aquél que es el invencible y el único fuerte, luchar con él una lucha simbólica, así tú misma has sido hecha medianera y escalera por la que Dios descendió hacia nosotros y tomó sobre sí la debilidad de nuestra sustancia, abrazándola, y uniéndola estrechamente a sí”.
Poema a la Santísima Virgen María de San Juan Damasceno.
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