El Señor en este pasaje nos pone en estado de alerta contra el
juicio temerario e injusto. Él quiere que actuemos con un corazón sencillo y
que sólo a Dios dirijamos nuestra mirada. Puesto que el verdadero móvil de
muchas acciones se nos escapa, sería temerario hacer juicios sobre ellas. Los
que más prontamente y de manera temeraria juzgan y censuran a los demás son los
que prefieren condenar antes que corregir y conducir al bien, y esto denota
orgullo y mezquindad... Un hombre, por ejemplo, peca por cólera, tú le
reprendes con odio. La misma distancia hay entre la cólera y el odio que entre
la mota y la viga. El odio es una cólera inveterada que, con el tiempo, ha
tomado esta gran dimensión y que, justamente, merece el nombre de viga. Puede
ocurrirte que te encolerices, deseando corregir, pero el odio no corrige
jamás.... Primeramente echa lejos de ti el odio: después podrás corregir al que
amas
San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Explicación del Sermón de la montaña, 19, 63
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Explicación del Sermón de la montaña, 19, 63
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