"Te doy gracias, Padre: Te doy gracias, Padre -dice- porque
has escondido estas cosas a los sabios y prudentes".¿Cómo? ¿Es que el
Señor se alegra que se pierdan los sabios y prudentes y que no conozcan estas
cosas? — ¡De ninguna manera! No. Es que el mejor camino de salvación era no
forzar a los que le rechazaban y no querían aceptar su enseñanza. De este modo,
ya que por el llamamiento no habían querido convertirse, sino que lo rechazaron
y menospreciaron, por el hecho de sentirse reprobados vinieran a desear su
salvación. De este modo también, los que le habían atendido vendrían a ser más
fervorosos. Porque el habérseles a éstos revelado estas cosas era motivo de
alegría; mas el habérseles ocultado a los otros, no ya de alegría, sino de
lágrimas. Y también éstas derramó el Señor cuando lloró sobre Jerusalén (Lc
19,41). No se alegra pues, por eso, sino porque lo que no conocieron los
sabios, lo conocieron los pequeñuelos. Como cuando dice Pablo: Doy gracias a
Dios, porque erais esclavos del pecado, pero obedecisteis de corazón a la forma
de doctrina a que fuisteis entregados (Rom 6,17).
Llama aquí el Señor sabios a los escribas y fariseos, y lo hace así
para incitar el fervor de sus discípulos, al ponerles delante qué bienes se
concedieron a los pescadores y perdieron todos aquellos sabios. Mas, al
llamarlos sabios, no habla el Señor de la verdadera sabiduría, que merece toda
alabanza, sino de la que aquéllos se imaginaban poseer por su propia habilidad.
De ahí que tampoco dijo: "Se les ha revelado a los necios", sino: a
los pequeños, es decir, a los no fingidos, a los sencillos... Es una nueva
lección que nos da para que nos apartemos de toda soberbia y sigamos la
sencillez. La misma que Pablo nos reitera, con más energía, cuando
escribe:"Si alguno entre vosotros cree ser sabio en este siglo, hágase
necio para llgar a ser sabio (1 Cor 3,18."
San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Sermones sobre el Evangelio de Mateo, n° 38, 1
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Sermones sobre el Evangelio de Mateo, n° 38, 1
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