Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
gadgets para blogger

ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 2 de julio de 2020

“¡Animo, hijo, tus pecados están perdonados!”



La profesión de fe de los judíos consiste en que sólo Dios puede perdonar los pecados. Pero Jesús, ya antes de perdonar los pecados, ha revelado los secretos de los corazones, mostrando con ello que también él poseía este poder reservado a Dios... Porque está escrito: “Sólo Tú, Señor, conoces los secretos de los humanos” y “el hombre ve las apariencias, Dios ve el corazón” (2Cr 6,30; 1S 16,7)... Jesús revela, pues, su divinidad y su igualdad con el Padre dando a conocer a los escribas lo que hay en el fondo de sus corazones, haciendo públicos los pensamientos que ellos mismos no osaban declarar abiertamente por temor a la muchedumbre. E hizo esto con gran dulzura...
 
El paralítico hubiera podido manifestar a Cristo su decepción diciéndole: “¡Está bien! Tú has venido para aliviar otra enfermedad y curar otro mal, el pecado. Pero ¿qué prueba tendré yo que me asegure que mis pecados están perdonados?”. Pero no dice nada de eso, sino que se confía a aquel que tiene el poder de curar...
 
Cristo dijo a los escribas: “¿Qué es más fácil decir: “tus pecados están perdonados” o decir “levántate y anda?» O dicho de otra manera: ¿Qué os parece más fácil: demostrar su poder sobre un cuerpo inerte, o perdonar a un alma sus faltas? Evidentemente que curar a un cuerpo, porque el perdón de los pecados sobrepasa la curación en tanto que el alma es superior al cuerpo. Pero, de la misma manera que una de estas obras es visible y la otra no, yo voy a realizar la obra visible y más pequeña, a fin de dar prueba de la que es más grande e invisible. En este mismo instante Jesús, a través de sus obras, da testimonio de que él es “el que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29).




San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre el evangelio de Mateo, nº 29, 2; PG 57, 359



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...