La perfección se encuentra en la santificación de nuestra alma y de cada
alma. No se realiza a lo largo de los años sino a cada instante. Cada momento
que tenemos delante de nosotros, no vuelve. Si fue bien vivido, puede contar
para la eternidad. Esta es la verdad…
Entre nuestras manos, cada instante “es”, pero frecuentemente lo
olvidamos. Nos preocupamos de lo que puede llegar, lo que uno u otro pensará o
la pena tendremos... ¡Qué lástima! El pensamiento más enriquecedor es que sólo
el momento presente es nuestro. Vivimos plenamente el momento presente si
hacemos la voluntad de Dios. Para que todos esos instantes sean plenamente
vividos, es necesario que la Inmaculada los viva en nuestro lugar. Nos damos a
ella para poder aprovechar todos esos momentos, para que sea ella que piensa y
actúa en nosotros.
El valor del momento presente no depende de lo que hacemos o de la
manera como actuamos, sino del hecho que trabajemos por amor a Dios o por amor
a nosotros mismos. Es necesario santificarnos cada momento presente, no sabemos
si el instante siguiente será nuestro. Es ahora que es necesario santificarnos,
no sabemos si la tarde será nuestra. Mejor cumplimos nuestro deber de estado,
más damos gloria a Dios y más cumplimos la voluntad de la Inmaculada.
Este momento presente es precioso y hay que recordar seguido que en él
debemos santificarnos. Cuando nuestra alma quiere santificar cada instante,
ella comienza a descubrir un mundo nuevo, un tesoro de pensamientos y
perfecciones.
San Maximiliano Mª Kolbe (1894-1941)
franciscano, mártir
Conferencia del 21 de enero de 1939 (Entretiens spirituels inédits, Lethielleux, 1974), trad. sc©evangelizo.org
franciscano, mártir
Conferencia del 21 de enero de 1939 (Entretiens spirituels inédits, Lethielleux, 1974), trad. sc©evangelizo.org
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