No debemos ser católicos "asintomáticos": hay que mojarse
y decidir entre Cristo o el mundo, y luchar por el Reino de Dios, presente
también aquí en la tierra.
Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola
San Ignacio (como
militar que fue), era consciente de que la vida espiritual es lucha, y el campo
de batalla es el corazón: no es un territorio exterior sino el corazón del
hombre, el mío y el de mis hermanos. Por lo tanto, percibimos que lo que se pone en juego es si mi corazón queda bajo la
bandera de Jesús o bajo la bandera del enemigo, Satanás.
Lo que se decide en
el combate es si en mi corazón se instaura el reino de los cielos con su ley de
amor y con el estilo de la vida del Señor (pobreza, humildad, servicio) o se
instala el reino de este mundo con sus leyes y su estilo de vida (riqueza,
vanidad, soberbia).
Esta lucha que se da
en el corazón hay que saber discernirla, saber si lo que estoy sintiendo es de
Dios o es del enemigo.
La regla de San
Ignacio sobre la consolación dice “Es propio del buen Espíritu dar ánimo y
fuerza, consolaciones, inspiraciones y quietud, facilitando y quitando todos
los impedimentos para que se pueda obrar el bien; y en contraste, el mal
espíritu nos trae tristeza, nos pone impedimentos, nos inquieta con falsas
razones para impedir que vayamos adelante
Este proceso que
vamos haciendo de descubrir cuáles son las cosas que no nos ayudan a ser más
fieles al Señor, está lucha que se va librando en nuestro corazón nos va
ayudando a ser más libres, más hijos de Dios y a descubrir cómo el Señor nos
cuida y nos sostiene. No es sólo para nosotros, sino que es para que ayudemos a
otros a liberarse, a crecer en amistad con el Señor."