Señor, gracias desde lo profundo de mi corazón por habitar entre
nosotros y darnos el regalo de tu salvación. Que mi relación contigo sea más
intensa cada día.
Has decidido alimentarnos con tu cuerpo a través de la Sagrada
Eucaristía para hacernos uno Contigo y encontrar el Reino dentro de nosotros.
Para seguir tu proyecto de vida debo servir y amar, pues si Tú,
siendo Rey de reyes, te hiciste servidor de todos, también yo debo imitar tus
gestos e amor.
Así como Tú has sanado mis heridas, sé mi fuente de poder para
poder hacer lo mismo con aquellos que no han salido de su dolor y acercarlos a
tu amor.
Quiero vivir en el amor y a salir de ese camino egoísta que la
sociedad hoy propone: "Superación personal sin importar a quien dejo atrás
en el camino".
Dame, Señor mío, conciencia para ser cada día mejor, que tu
alimento divino sea la fuente que me impulse y me proyecte a sembrar esperanzas
a mi paso.
Gracias por todas las bendiciones con las que hoy me cubrirás y
protegerás.
Ayúdame a esforzarme sin desánimo y a ser la mejor versión de mí
mismo.
Te amo, confío en tu poder transformante que consuela y renueva el
espíritu victorioso en cada uno de nosotros a través de la Sagrada Eucaristía.
Amén
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