Humildemente me dirijo a Ti, Señor mío, para decirte que te alabo,
te bendigo, te glorifico y te agradezco por todos aquellos momentos de
dificultad que atravieso porque con ellos siento que me enseñan a confiar mucho
más en Ti y a crecer espiritualmente y lleno de fuerzas.
Quiero darte gracias también Señor, por cada una de las personas
que, a través de mis buenas acciones, se llenaron de esperanza y de fe y
dirigieron sus vidas hacia Ti.
Gracias porque me has dado el don de tu saber apreciar tu presencia
y poder hablar contigo como con un amigo cercano y poder expresarte todo mi
amor y mi agradecimiento por tantas cosas recibidas.
Mi Señor, Sana, libera, toca y bendice a cada hijo tuyo que en este
momento se han tomado este pequeño tiempo para leer este mensaje lleno de tus
bendiciones. Pasa por cada una de sus vidas, por sus hogares, por su familia.
Bendice a todas las naciones del mundo, y que nuestros países consagrados a Ti
sean liberados de todo mal, de toda enfermedad o plaga que quiera robarnos la
paz y la salud.
Amén.
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