Mi Señor, cuántas veces me despierto pensando en cosas por lograr y
en metas por cumplir y me olvido de lo más importante: agradecer tu compañía.
Debo entregarme por completo a tus misterios de amor y dejar que la
fuerza de tu Espíritu se lleve mis tristezas, restituyendo mi alegría y
esperanza.
Quiero darte el primer lugar. Que cada respiro mío sea para
bendecirte pues por medio de tu Palabra viva me has regalado el don de la fe y
la salvación.
Parece que por mis malas decisiones he buscado destrucción, pero la
verdad solo ha sido el resultado de no amarte y por no tener tu Palabra como
brújula.
Señor, quiero tu Palabra penetre mi alma y avive mis fuerzas. De
Ella proviene todo tu poder liberador para vencer mis temores y debilidades.
Te entrego mi corazón para que lo corrijas de actitudes que no son
dignas de Ti y que me han llevado por rutas insanas donde he terminado vacío.
Sé que, a pesar de mis debilidades, permaneces a mi lado dándome
tus fuerzas para seguir, confiar y no temer a las derrotas y adversidades.
Tuyo soy, te amo Jesús, pongo en tus manos todo lo que quiero
realizar. Que cada latido de mi corazón honre tu Santo Nombre para siempre.
Amén
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