(7)“Hija mía, ¿quieres saber cómo es que mi Mamá tuvo la fuerza de
dejarme? Todo el secreto de su fuerza estaba en mi Voluntad reinante en
Ella. Ella vivía de Voluntad Divina, no humana, y por eso contenía la
fuerza inmensurable. Es más, tú debes saber que cuando mi traspasada Mamá
me dejó en el sepulcro, mi Querer la tenía inmersa en dos mares inmensos, uno de
dolor y el otro más extenso de alegrías, de bienaventuranzas, y mientras el de
dolor le daba todos los martirios, el de la alegría le daba todos los contentos
y su bella alma me siguió al limbo y asistió a la fiesta que me hicieron todos
los patriarcas, los profetas, su padre y su madre, nuestro amado San José; el
limbo se transformó en paraíso con mi presencia y Yo no podía hacer menos que
hacer participar a Aquélla que había sido inseparable en mis penas, hacerla
asistir a esta primera fiesta de las criaturas, y fue tanta su alegría, que
tuvo la fuerza de separarse de mi cuerpo, retirándose y esperando el momento de
mi Resurrección como cumplimiento de la Redención. La alegría la sostenía
en el dolor, y el dolor la sostenía en la alegría. A quien posee mi
Querer no puede faltarle ni fuerza ni potencia, ni alegría, todo lo tiene a su
disposición. ¿No lo experimentas en ti misma cuando estás privada de Mí y
te sientes consumar? La luz del Fiat Divino forma su mar, te hace feliz y
te da la vida”.
Vol. 21-16 Abril 16, 1927
Libro De Cielo Volumen 21. Luisa Piccarreta
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