En esta tarde,
Cristo del Calvario,
vine a rogarte por
mi carne enferma;
pero, al verte, mis
ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi
cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de
mis pies cansados,
cuando veo los tuyos
destrozados?
¿Cómo mostrarte mis
manos vacías,
cuando las tuyas
están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a
ti mi soledad,
cuando en la cruz
alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que
no tengo amor,
cuando tienes
rasgado el corazón?
Ahora ya no me
acuerdo de nada,
huyeron de mí todas
mis dolencias.
El ímpetu del ruego
que traía
se me ahoga en la
boca pedigüeña.
Y sólo pido no
pedirte nada,
estar aquí, junto a
tu imagen muerta,
ir aprendiendo que
el dolor es sólo
la llave santa de tu
santa puerta.
Amén
https://youtu.be/MWV18BDmedI
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