La ancha, tal vez,
la que menos esfuerzo exige pero la que nos lleva a metas de recorrido corto.
La estrecha, tal
vez, la que nos invita a ajustarnos un poco la cintura pero con horizontes
amplios.
La ancha la de un
"todo vale" pero sin más pretensión que la felicidad efímera y de
simple hojalata.
La estrecha la que
nos hace caer en la cuenta de lo qué está bien y de aquello que está mal.
La ancha la que,
presentándonos un mundo idílico, nos dice como ser felices pero no nos saca de
nuestras angustias.
La estrecha la que,
dando luz a nuestro interior, nos distingue entre ser felices o ser
caprichosos.
La ancha la que
coloca luces artificiales en la azotea de nuestro pensamiento y esconde
nuestras carencias.
La estrecha la que
nos empuja a ser conscientes de nuestras limitaciones y nos da luz para
superarnos en el día a día.
La ancha es aquella
PUERTA que se abre tan fácil que, una vez que la cruzas, te das cuenta que era
poco lo que tenia y mucho lo que ofrecía.
La estrecha es
aquella PUERTA que cuesta abrir, que nos exige esfuerzo personal y colectivo,
que nos indica que somos más que carne y hueso y que, detrás de ella, hay una
mano que siempre aguarda: DIOS
Javier L Ventura
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