Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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domingo, 15 de octubre de 2017

Vivir el momento presente




En estos tiempos en que la humanidad es cada vez más dominada por el Maligno y el odio y la guerra se esparcen por el mundo, a veces nos da miedo pensar en el futuro. 

Pero el futuro no sabemos si llegará, lo único que poseemos es el momento presente y éste nos sirve para que el futuro sea menos trágico. Por eso vivamos bien el momento presente, confiados en Dios y tomados de su mano caminemos por este mundo con la mirada puesta en el Cielo que nos espera, sabiendo que todo lo de aquí abajo es relativo y pasajero.

Tampoco podemos cambiar nada de nuestro pasado. Hay gente que mira mucho hacia atrás, hacia su vida pasada, sus errores más o menos graves, y se queda anclada en el pasado y queda impotente para vivir bien el momento presente. Que no nos suceda esto a nosotros. Dejemos nuestro pasado a la Misericordia de Dios y avancemos como hombres nuevos, como si recién hubiéramos salido de las manos del Padre, pues de otra manera estaremos desalentados y este recuerdo triste y angustioso del propio pasado solo nos estorbará para vivir con plenitud el momento presente. Ya Jesús lo dice en el Evangelio, que quien pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el Reino de Dios. Y recordemos que la esposa de Lot se convirtió en estatua de sal por mirar hacia atrás.

Así que tratemos de agradar a Dios en el momento presente que nos toca vivir y no nos angustiemos ni por el pasado ni por el futuro, sino hagamos con fidelidad las cosas de cada día. Por algo el Señor nos enseñó a pedir en el Padrenuestro el pan cotidiano, es decir, pedir el pan día por día, y en ese pan nos quiere indicar que debemos pedir día por día la ayuda del Señor, la voluntad del Señor y vivir día por día nuestra vida sin desalentarnos jamás. Esto lo lograremos con la ayuda de Dios y confiando, confiando, confiando en Él y en su Madre.


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