La prueba más grande de que Dios nos ama, es que ha entregado a su
Hijo Único a la muerte, con tal de salvarnos a nosotros, los hombres, de la
perdición eterna.
Pensemos en un padre de la tierra que tiene un hijo al que ama
muchísimo, y por amor a las hormigas, permite que su hijo se haga también una
hormiga y muera a manos de las hormigas para salvarlas del exterminio.
Este padre estaría poco menos que loco, y ¡cuánto amor demostraría
por las hormigas!, ¿no?
Pues bien, en definitiva lo que ha hecho Dios por los hombres es
infinitamente más, porque Dios, que es infinito y perfectísimo, se ha hecho un
hombre, es decir una criatura, y la distancia que hay entre ambas naturalezas
es infinita. Y ha querido morir en manos de los hombres, sus criaturas, para
salvarlas del abismo infernal.
Es un Dios que se ha vuelto Loco de amor por la humanidad, y esto
nos debe dar una gran confianza en Dios, sabiendo que quien hizo tanto por cada
uno de nosotros, ahora no nos abandonará a las fauces del Maligno.
¡Confiemos en Dios, que es Bueno y nos ama, y que ha enviado a su
propio Hijo a rescatarnos de las manos de Satanás!
¡Bendito sea Dios!
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