Redención quiere decir rescate, porque Cristo vino al mundo a
sufrir y morir por nosotros los hombres para redimirnos, rescatarnos de las
manos de Satanás que, con el pecado original y los demás pecados, nos había
hecho prisioneros.
Si no creemos que Satanás y los demonios existen, entonces estamos
fuera de la Iglesia Católica, porque es un dogma que el diablo existe y es un
ser personal y junto con él hay ilimitada cantidad de otros demonios, que
actúan en al mundo, atormentando almas y cuerpos.
Porque si el demonio no existe, entonces Cristo ¿de quién nos vino
a salvar? Por eso el diablo sabe que si se niega su existencia, o al menos pasa
desapercibida, es más fácil vencer a los cristianos, porque solo les queda el
nombre de cristianos, pero ya no son combatientes contra las fuerzas del Mal.
Si a Dios se le llama el Dios de los Ejércitos, es porque hay
ejércitos, y entonces hay guerra.
Dios combate contra Satanás, y los hijos de Dios debemos combatir
contra la Serpiente y sus secuaces, porque tenemos que ser otros cristos,
salvadores como Jesús, redentores como Él y con Él. Y eso lo logramos con la
oración y el sufrimiento, armas que usó el Señor y nosotros no podemos usar
otras diferentes.
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