Para que, orando,
me olvide de todo lo que me rodea
y, viviendo, sepas
que Tú habitas en mí.
Para que, creyendo
en Ti, anime a otros a fiarse de Ti.
A moverse por
Ti.
A no pensar sino
desde Ti.
¿Me ayudarás,
Señor?
¿Será mi fe como el
grano de mostaza?
Dame la capacidad
de esperar y soñar siempre en Ti.
Dame el don de
crecer y de robustecer mi confianza en Ti.
Dame la alegría de
saber que, Tú, vives en mí.
Dame la fortaleza
que necesito para luchar por Ti.
Dame fe como un
grano de mostaza.
Sencilla, pero
obediente y nítida.
Radical, pero
humilde y acogedora.
Soñadora, pero con
los pies en la tierra.
Con la mente en el
cielo, pero con los ojos despiertos.
Con los pies en el
camino, pero con el alma hacia Ti.
¿Me ayudarás,
Señor?
Dame fe, como un
grano de mostaza.
¿Será suficiente,
Señor?
P. Javier Leoz
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