Volveré, Señor, pero empújame.
De mis miedos y temores, hacia la
seguridad en tus brazos.
De mis angustias y ansiedades, al
descanso de tu Palabra.
De mis tristezas, a la alegría de saber
que estás conmigo.
Volveré, Señor, pero empújame.
Porque tengo miedo de intentarlo, y
quedarme a mitad del camino.
Porque tengo miedo de verte, y nunca
encontrarte.
Porque tengo miedo de volver, y mirar
hacia atrás.
Porque tengo miedo de pensar, y
arrepentirme.
Volveré, Señor, pero empújame.
Para dar con tu casa donde siempre hay
una fiesta.
Para entrar en tu jardín donde siempre
es primavera.
Para acostarme en tu pecho en el que
siempre uno se siente reconocido.
Para adentrarme en tu hogar y saber que
siempre hay sitio.
Volveré, Señor, pero empújame.
Para que no vacile y supere mis propios
errores.
Para que no malgaste los muchos talentos
que me regalaste.
Para que no exija más de lo que pueda
ofrecer.
Para que regrese y sea feliz de poder de
nuevo verte.
Volveré, Señor, pero empújame.
Y si por lo que sea dudo, dame fortaleza
para triunfar.
Y si por lo que sea caigo, levántame con
tu Espíritu.
Y si por lo que sea digo “imposible”,
toca con tu mano mi mente pesimista.
Volveré, Señor, pero… empújame
para llegar hasta Tu Hogar.
P. Javier Leoz
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