Mensaje espiritual
Este tiempo de vida que tenemos sobre la
tierra, no es para malgastarlo en pasatiempos inútiles y en placeres
pecaminosos, sino para aprovecharlo y convertirnos, es decir, hacernos santos.
En estos últimos tiempos la Santísima
Virgen se apareció y se aparece en muchas partes, invitando urgentemente a la
conversión de la humanidad, porque de su conversión dependerá lo que suceda en
el futuro, ya que si la humanidad no vuelve a Dios, caerá cada vez más en poder
de Satanás, que la odia terriblemente, y que la quiere llevar al caos y a la
destrucción de los cuerpos y de las almas.
Pero lo que sí debemos hacer nosotros,
ya que está en nuestro poder, es convertirnos individualmente, cada uno por su
cuenta, pues no sabemos cuánto tiempo más de vida tenemos, y la muerte puede
sobrevenirnos en cualquier momento. Ya Jesús nos dice en el Evangelio que
debemos estar vigilantes pues no sabemos el día ni la hora en que Él vendrá. Si
bien esto se refiere a su Segunda Venida en Gloria, también se refiere al
momento de nuestra muerte personal, en que nos presentaremos ante Jesucristo
Juez y se nos dará la sentencia definitiva y eterna: Cielo o Infierno. Cielo si
hemos muerto en gracia de Dios, en amistad con Él. Infierno si morimos en
pecado mortal, enemistados con Dios. Y esto será para siempre, eternamente.
Por eso no desaprovechemos este precioso
tiempo de vida en este mundo, que es el tiempo de la Misericordia de Dios,
porque luego de la muerte viene el tiempo de su Justicia y ya no hay vuelta
atrás.
Busquemos nuestra salvación con esmero
y, como dice la Escritura, “con temor y temblor”, sabiendo que ésta es la
cuestión más importante del mundo para nosotros. Es nuestro pellejo lo que se
juega aquí, y nuestros enemigos son muchos, y malignos a más no poder. Así que
vigilancia, oración y buena voluntad, que saldremos vencedores con la ayuda de
Dios y de la Virgen.
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