13 de julio de 1917, la Virgen María se apareció en Fátima para
declarar que Dios quería establecer la devoción a su Inmaculado Corazón para la
salvación del mundo. Ella le pidió a los cristianos la práctica del 1er sábado
del mes a través de la Comunión de Reparación y el rezo del Rosario
acompañado de la meditación de todos los misterios.
En 1944, Pío XII instituye - después de la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María - una fiesta en el 22 de agosto. Durante los últimos cambios litúrgicos, la liturgia de la Iglesia celebra ahora el sábado siguiente a la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Corazón Inmaculado de María ("Memoria obligatoria" de 1996).
El Padre, o sea, san Juan Eudes, desplegó su poder para formar un Corazón de hija llena de respeto y lealtad a su Creador. El Hijo hizo el corazón de una madre y el Espíritu Santo le hizo un Corazón de esposa para en ella celebrar sus bodas inefables. "
La gloria de María es totalmente interior, es decir, todo está en su corazón. Ahí se encuentran todas las perfecciones de los ángeles y los hombres, en tal grado de excelencia que nada se puede comparar. En Ella se reúne la perfección de Dios mismo, con la mayor fidelidad que puede atribuirse a una sola criatura.
En 1944, Pío XII instituye - después de la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María - una fiesta en el 22 de agosto. Durante los últimos cambios litúrgicos, la liturgia de la Iglesia celebra ahora el sábado siguiente a la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Corazón Inmaculado de María ("Memoria obligatoria" de 1996).
El Padre, o sea, san Juan Eudes, desplegó su poder para formar un Corazón de hija llena de respeto y lealtad a su Creador. El Hijo hizo el corazón de una madre y el Espíritu Santo le hizo un Corazón de esposa para en ella celebrar sus bodas inefables. "
La gloria de María es totalmente interior, es decir, todo está en su corazón. Ahí se encuentran todas las perfecciones de los ángeles y los hombres, en tal grado de excelencia que nada se puede comparar. En Ella se reúne la perfección de Dios mismo, con la mayor fidelidad que puede atribuirse a una sola criatura.
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