En el horizonte siempre brilla María, jamás desaparece. El alma que
se encomienda a Ella llegará con toda seguridad al puerto de salvación. Ella es
Auxilio de los cristianos, aunque Madre de toda la humanidad. Todos somos sus
hijos amados. A todos desea conducirnos al encuentro con Cristo, su Hijo y
Dios.
El Rey y la Reina reinan en el Paraíso. Y tú? Tú eres hijo del Rey
de reyes, hijo de María. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento. Dios te
creó para la santidad. Para amarlo y para que seas amado. No tienes sangre
azul, pero sí sangre real. Eres rey, nación sagrada. Qué pocas veces pensamos
esto los cristianos!
Que esto te haga sonreír cada día de tu vida. Eres coheredero con
Cristo del Reino. María te ayudará a conseguirlo y a poner en fuga al enemigo
al que tanta envidia le ocasionas.
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