Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

martes, 29 de septiembre de 2020

“Hubo un combate en el cielo : Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón” (Ap 12,7)


En la perfección de su naturaleza espiritual, los ángeles están llamados desde el principio, en virtud de su inteligencia, a conocer la verdad y a amar el bien que conocen en la verdad de modo mucho más pleno y perfecto que cuanto es posible al hombre. Este amor es el acto de una voluntad libre... que significa posibilidad de hacer una elección en favor o en contra del Bien que ellos conocen, esto es, Dios mismo. Hay que repetir aquí lo que ya hemos recordado a su debido tiempo a propósito del hombre: creando a los seres libres, Dios quiere que en el mundo se realice aquel amor verdadero que sólo es posible sobre la base de la libertad. Él quiso, pues, que la creatura, constituida a imagen y semejanza de su Creador, pudiera, de la forma más plena posible, volverse semejante a Él: Dios, que "es amor" (1 Jn 4, 16). Creando a los espíritus puros, como seres libres, Dios, en su Providencia, no podía no prever también la posibilidad del pecado de los ángeles. Pero precisamente porque la Providencia es eterna sabiduría que ama, Dios supo sacar de la historia de este pecado... el definitivo bien de todo el cosmos creado.

De hecho, como dice claramente la Revelación, el mundo de los espíritus puros se divide en buenos y malos... ¿Cómo comprender esta oposición?... Los Padres de la Iglesia y los teólogos no dudan en hablar de "ceguera", producida por la supervaloración de la perfección del propio ser, impulsada hasta el punto de velar la supremacía de Dios que exigía, en cambio, un acto de dócil y obediente sumisión. Todo esto parece expresado de modo conciso en las palabras "¡No te serviré!" (Jer 2, 20), que manifiestan el radical e irreversible rechazo de tomar parte en la edificación del reino de Dios en el mundo creado. "Satanás", el espíritu rebelde, quiere su propio reino, no el de Dios, y se yergue como el primer "adversario" del Creador, como opositor de la Providencia, como antagonista de la amorosa sabiduría de Dios. De la rebelión y del pecado de Satanás, como también del pecado del hombre, debemos concluir acogiendo la sabia experiencia de la Escritura, que afirma: "En el orgullo está la perdición" (Tob 4, 14)

 

 

San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Audiencia general del 23/07/1986 evangelizo.org

lunes, 28 de septiembre de 2020

ORACIÓN POR LAS ALMAS ABANDONADAS DEL PURGATORIO

 

¡Jesús, por el amor de la agonía que Tú soportaste durante el temor a la muerte en el Huerto de Getsemaní, en la flagelación y coronación, en el camino al Monte Calvario, en tu crucifixión y en tu muerte, ten piedad de las Almas del Purgatorio y especialmente de aquellas que están totalmente olvidadas! ¡Líbralas de sus amargos dolores, llévalas a Ti y envuélvelas con tus brazos en el cielo! 

(Padrenuestro y Avemaría)

 

Señor, concédeles el descanso eterno y brille para ellas la luz que no tiene fin.



domingo, 27 de septiembre de 2020

Salir del pecado y entrar en el Reino de Dios

Hermanos, es el momento para cada uno de nosotros, de salir del lugar de nuestro pecado. Salgamos de nuestra Babilonia para encontrarnos con Dios nuestro Salvador, como nos exhorta el profeta: “¡Prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel!” (Am 4,12). Salgamos del abismo de nuestro pecado y aceptemos partir hacia el Señor que ha asumido “una carne semejante a la del pecado” (Rom 8,3). Salgamos de la voluntad del pecado y vayamos a hacer penitencia por nuestros pecados. Entonces encontraremos a Cristo: él expió el pecado que no había en absoluto cometido. Él, que salva a los penitentes, nos acordará la salvación. Hace misericordia a los que se convierten (cf. Ecli 12,3).

Me dirán:... “¿Quién entonces por él mismo puede salir del pecado? En realidad el más grande pecado es el gusto del pecado, el deseo de pecar. ¡Sale de ese deseo,…odia el pecado y saldrás del pecado! Si odias el pecado, has encontrado a Cristo en dónde está. Al que odia el pecado…Cristo perdona la falta, en la espera de extirpar de raíz nuestros malos hábitos.

Ustedes dicen que mismo esto es mucho, que sin la gracia de Dios es imposible al hombre odiar su pecado y desear la justicia: “¡Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas a favor de los hombres!” (Sal 107 (106), 8)… ¡Oh Señor de mano poderosa, Jesús todo-poderoso, ven a liberar mi razón cautiva del demonio de la ignorancia y arrancar mi voluntad enferma de la peste de la concupiscencia! Libera mis capacidades con el fin que yo pueda actuar con fuerza, como los deseo de todo corazón.

 

Isaac de Stella (¿-c. 1171)
monje cisterciense
Sermón de Cuaresma (SC 207. Sermons II, Sermons 18-39, Cerf, 1974 ), trad. sc©evangelizo.org

 

sábado, 26 de septiembre de 2020

Oh María! ¡Soberana y Señora nuestra

 


En vuestro misericordioso seno me arrojo con confianza, y bajo vuestra Santa custodia pongo sin reserva por todos los días de mi vida, y a la hora de mi muerte, mi alma, mi cuerpo, mi esperanza y mi consuelo, mis penas y mis miserias, mi alegría y mi felicidad, para que mis pensamientos, mis palabras y mis obras sean dirigidas según vuestra voluntad y la de vuestro adorable Hijo. Amén".

San Luis Gonzaga

www.heraldospy.org


Amanece, que no es poco.


“El Señor me ha hospedado en este mundo

hecho por sus propias manos.

Ha puesto un fino aire transparente para que yo pueda

respirarlo y ver al mismo tiempo a través de él los

hermosos paisajes, los rostros amados, el cielo azul.

El Señor ha puesto el sol que alumbra mis pasos en el día,

y la luz mitigada de las estrellas que vela mi sueño por

las noches. Ha sujetado el mar a mis pies con una cinta

de arena y la montaña con una raíz de flor.

 

El Señor ha soltado, en cambio, los ríos y los pájaros

que refrescan y alegran el mundo que me ha dado, y ha hecho crecer también la blanda hierba, los flexibles arbustos, los buenos árboles, prendiéndoles collares de rocío, racimos de frutas, manojos de flores, para regalo de mis labios y mis ojos.

 

Todo esto ha hecho el Señor. Y, sin embargo, yo, como huésped rústico,

me muevo con torpeza y con desgana, sigo extrañando vagamente otras cosas…

No sé qué intimidad, qué vieja casa mía…”

 

Dulce María Loynaz.

MISLopez

viernes, 25 de septiembre de 2020

«El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser entregado a manos de los hombres»

Jesús acude espontáneamente a los sufrimientos anunciados por la Escritura. A menudo los había predicho a los discípulos e increpado, en cierta ocasión, a Pedro por haber aceptado de mala gana este anuncio de la pasión (Mt 16,23). Había demostrado que a través de ella sería salvado el mundo. Por eso se presentó él mismo a los que venían a prenderle, diciendo: Soy yo a quien buscáis» (cf Jn 18, 5.8)... Fue abofeteado, escupido, injuriado, torturado, flagelado y, finalmente, crucificado. Aceptó que dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda, fueran asociados a su mismo suplicio, siendo así contado entre los homicidas y malhechores, gustando también el vinagre y la hiel de una viña perversa; se burlaron de él golpeándole con una caña, atravesado por la lanza en el costado y, finalmente, sepultado.

Con todos estos sufrimientos nos alcanzó la salvación... Con la corona de espinas puso fin al castigo de Adán, porque éste, después del pecado, escuchó esta sentencia: «Maldito el suelo por tu culpa: brotará para ti cardos y espinas» (Gn 3,17-18). Con la hiel cargó sobre sí la amargura y molestias de la vida mortal y dolorosa de los hombres; con el vinagre asumió la naturaleza degradada del hombre y la reintegró a su estado primitivo. La púrpura significó su realeza; la caña fue indicio de cuan débil y frágil es el poder del diablo. Las bofetadas proclamaron nuestra libertad [como se hacía con los esclavos]; soportó las injurias, los castigos y los golpes de látigo que nosotros merecíamos.

Fue abierto su costado, pareciéndose con ello a de Adán. Pero en lugar de salir de él una mujer que, por su extravío, engendró la muerte, brotó una fuente de vida (Gn 2,11; Jn 19,34), de la cual nacen dos arroyos para el mundo. Uno nos renueva y nos viste el vestido inmortal en el baptisterio; el otro, después del nacimiento, nos alimenta en la mesa de Dios tal como la leche alimenta a los recién nacidos.

 

Teodoreto de Ciro (393-460)
obispo
Tratado sobre la encarnación, 26-27; PG 75, 1465 evangelizo.org

 

jueves, 24 de septiembre de 2020

Nuestra Señora de la Merced

 


Fuente de toda bondad, gloria de los desamparados,

mensajera de libertad y misericordia,

refugio de los que sufren, de los pobres y olvidados

consoladora del afligido, medicina del enfermo,

socorro en las necesidades, fuerza en las tribulaciones,

ayuda del cautivo, amparo del oprimido

redentora de injusticias, cárceles, prisiones y exilios

patrona de las familias y defensa de los hogares: RUEGA POR NOSOTROS.


¿NECESITAS COMULGAR?

 


San Francisco de Sales nos responde:

"Las clases de gente que necesitan comulgar a menudo son:

*Los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es fuente y manantial de su perfección y los imperfectos, para que puedan aspirar a la perfección;

*Los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse;

*Los enfermos para sanar y los sanos para no enfermar…

Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo, debes comulgar frecuentemente para recibir a Aquél que es tu perfección, tu fuerza y tu médico.

Los que tienen poco trabajo, necesitan comulgar frecuentemente porque les sobra tiempo y la ociosidad es peligrosa para el espíritu, y los que están muy atareados, por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.

Digan a los que les pregunten, que comulgan a menudo para aprender a hacerlo bien, porque es imposible hacer algo bien si no se practica con mucha frecuencia.

Comulguen a menudo, lo más a menudo que puedan.

Creedme, si las liebres en las montañas se vuelven blancas en invierno de tanto ver la nieve, así ustedes también, de adorar y comer la misma hermosura, bondad y pureza en este divino Sacramento, llegarán a ser hermosura, bondad y pureza.»

QUE MI ALMA SE ENAMORE DE TÍ, JESÚS EUCARISTÍA!

 

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