Significa que
combatimos para honor y honra de nuestra Reina y Señora, no con espadas de
hierro, sino con la mejor espada espiritual que nos ha podido entregar nuestra
Reina y Señora, que es el arma del Santo Rosario.
Con este arma, se
ganan todas las batallas contra el enemigo, el adversario, el rebelde, el
diablo, Satanás.
Con este arma, nos
dice nuestra Reina y Señora, se detienen hasta las leyes de la naturaleza, y
cualquier guerra se resuelve en victoria para los que combaten en su ejercito,
sus soldados y caballeros.
¿Quieres ser del
Ejército de La Inmaculada?
1. Preséntale tus
honores y tu firme deseo de servirla y amarla para siempre.
2. Realiza tu
consagración total a su Inmaculado Corazón, de manera que pertenezcas
totalmente a ella, y por tanto, pertenecer totalmente al Rey, Jesús, nuestro
Dios y Señor. (Te recomiendo la consagración total según el método de San Luis
María Grignion de Monfort).
3. Pídele día a día,
a través del rezo del Santo Rosario, y de las devociones Marianas, que te
fortalezca en tus debilidades. Que te vaya modelando en Ella como modeló a
Jesús en su seno virginal, y empieza a combatir en las dificultades que te
sobrevendrán, unido a ella, y verás lo que esta Augusta Señora hará en ti y a
través de ti. Trata con ella como con Madre, pues es Madre tuya y mía.
Alabados sean Jesús
y María.
Bendiciones.
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