Primer obstáculo, en la devoción al Corazón de Jesús
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es un ejercicio continuo de
un ardiente amor, el Corazón del Salvador pide almas puras que sean capaces de
su amor, que estén dispuestas a recibir sus favores y llegar al grado de
perfección al que las destina, pero esto no lo hallará en quienes son tibios. Un
alma tibia se halla en un estado de ceguera causado por las pasiones que la
tiranizan, la disipan y la hacen caer en multitud
de pecados veniales y rechazar las gracias del Cielo. Esta ceguera causa en el
alma una conciencia falsa: frecuenta los sacramentos pero persiste en pecados
veniales considerables, pues su voluntad no tiene la resolución firme para
enmendarse; oculta y disimula sus pasiones; comienza a buscarse a sí mismo en
todo, con una continua solicitud por lo que puede darle gusto y haciendo así
cada vez más fuerte su amor propio. Ésta es una situación muy peligrosa que
obliga a Jesucristo a alejar de sí dicha alma. Hay personas que, habiendo
mostrado una gran generosidad para dejar cosas grandes por Dios, después se
privan de los mayores favores de Dios porque no luchan contra las pequeñas
cosas que las hacen ir arrastrándose en el camino de la virtud.
Estas son algunas señales de tibieza:
1. Una negligencia
grande en todos los ejercicios espirituales: oración sin atención, confesiones
sin propósito de enmienda, comuniones sin reparación, sin fervor y sin fruto.
2. Una distracción
continua de un corazón que se ocupa con mil impertinencias.
3.Un mal hábito de actuar sin ninguna rectitud de intención, sino por inclinación o por costumbre, no habiendo apenas nada que no esté contaminado por la pasión, el amor propio y los respetos humanos.
4. Pereza en
adquirir las virtudes propias de su estado.
5. No hallar gusto
en las cosas espirituales. Se hace intolerable ejercitarse continuamente en la
modestia, en la mortifcación y en el recogimiento interior.
6. Un desprecio a las cosas pequeñas, no hacer caso de las faltas ordinarias ni de las recaídas y llegar a cometer todo género de pecados veniales. Hay mucha gente con buenos deseos, pero es de lamentar que no los pongan en práctica. En cuestión de riquezas, nadie cree trabajar demasiado ni que emplea demasiado tiempo para ganar dinero. Y para conseguir el Cielo y la felicidad eterna ¿cuánto tiempo dedicamos?
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