Madre de las manos
abiertas y de divinos destellos
permítenos reclinar
la cabeza
entre los pliegues
azules de tu celeste manto
déjanos permanecer
en silencio junto a Tí
y, al estar junto a
Tí
aliviar nuestro
cansancio
ordenar nuestras
ideas y pedir que nos ayudes
a elevar nuestra
mirada hacia lo alto.
Estamos prisioneros
de la tierra
y hemos sido
vencidos por lo humano.
Como oscuras
golondrinas, nuestros vuelos
son rasantes, junto
al suelo, entre tejados
y olvidamos que
podemos ascender como las águilas
y adorar con las
estrellas nuestras manos.
Madre, déjanos
apoyar nuestros cansos corazones
en tu cálido regazo
para que vuelvan a
sentir calor
y a recobrar su
ritmo acompasado
porque estamos
vaciándolos de vida
y dejándolos sin
flores y sin pájaros
y sentimos en el
pecho, frío
y un punzante dolor
en el costado
por llorar con
recuerdos montañas perdidas
y sentir el inmenso
vacío de estar llenos de idolos de barro.
MADRE, déjanos que
nuestras almas muertas
las traigamos a tu
lado
azotadas por los
vientos y los soles, sin frutos
como desiertos
polvorientos, como surcos sin granos
que olvidamos el
camino de la Fuente,
y apagamos nuestra
sed bebiendo en charcos...
Ayúdanos MADRE a
llorar sobre ellas
lágrimas de
conversión con verdadero sabor amargo,
que se nos
curve la espaldad de dolor,
que se nos caiga el
cuerpo de cansancio...
pero, MADRE, haced
que en todas, en todas,
vuelvan a florecer
miles de nardos.
(L.V.)https://www.facebook.com/javier.leozventura
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma