Mi Dios, mi Salvador, quiero abrirme a la gracia del Espíritu Santo
y recibir de Él toda su amistad. Te doy gracias por todas las bendiciones que
en este momento haces llover sobre mí.
Tú haces sentir alegre a mi corazón, feliz y lleno de gozo porque
contigo se renovaron mis fuerzas. No permitas que la tristeza se apodere de mi
vida, se acumule y me quite la esperanza y las ganas de crecer cada día en tu
amor.
Aumenta en mí la virtud de la esperanza, que pueda confiar siempre
en tus promesas, y no sentir seguridad alguna sólo en mis fuerzas, sino en la
asistencia divina del Poder del tu Espíritu.
Me siento dichoso por haberte permitido la entrada a mi vida, pues
desde ese momento, mi corazón se renovó y recobró fuerzas para vencer toda obra
maliciosa que quiere apartarme de las bendiciones de tu presencia.
Aleja de mí el espíritu de rebeldía, ese espíritu que me llena de
soberbia y me hace perder por caminos de dolor y sufrimiento. Cuento contigo,
cuento con la seguridad de tu protección.
Ven a reinar en mi corazón. Necesito de tus fuerzas. Ayuda a que
mis decisiones siempre sean las correctas y estén orientadas para el bien de mi
alma y la de mis seres queridos.
Señor, renuevo hoy mi alianza de amor contigo y te hago dueño de mi
vida para que ilumines mis caminos y me hagas sentir que nada está perdido.
Me siento feliz, amado mío, porque sé que te regocijaste en una
fiesta por mí cuando supiste que yo había regresado a tus caminos. Gracias
Señor. Espero no defraudarte.
Amén
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