Diario vivir
Jesús es Salvador. Pero ¿de qué nos salvó, de quién? Jesús nos
salvó del pecado, nos rescató de las manos del demonio. Porque la humanidad
estaba toda en poder del Maligno, ya que la había conquistado en Adán y Eva,
mediante el pecado original y todos los pecados que se derivaron de él. Y hacía
falta que alguien muy poderoso, alguien que fuera Dios, Único capaz de vencer a
Satanás, que es un ángel caído pero muy poderoso, nos viniera a rescatar y a
salvar.
Esto es muy importante saberlo para nuestra vida cotidiana, porque
si Jesús rescató almas del poder del demonio; nosotros, que somos o debemos ser
otros Cristos, tenemos también la misión de rescatar almas del poder del mal y
conducirlas al Cielo.
Hacemos esto, cumplimos esta misión, en primer lugar con nuestra
propia alma. A través de la propia conversión nos liberamos de las garras del
diablo para entregarnos a Dios. Pero también tenemos la obligación de salvar a
los hermanos que siguen en poder del Mal. Y los salvamos con nuestra oración,
ofreciendo nuestros sufrimientos y cruces por ellos, y también con el buen
ejemplo, la palabra oportuna y las obras de misericordia, es decir, con la
caridad.
Por eso nuestra misión debe ser la misma de Jesús: salvar almas.
El valor de un alma es tan grande que todos los mundos creados,
todo el universo no vale lo que vale una sola alma, porque ella fue redimida
con la sangre de Dios, que es de un valor infinito.
Entonces tratemos de ser héroes, que el héroe no es el que da una
paliza a los enemigos, como sucede en las películas, sino que el héroe es quien
se sabe sacrificar por el bien de los hermanos, para salvar almas y llevarlas a
Dios, que es su dueño, quitándoselas al poder de Satanás, que las quiere llevar
a su Infierno, para torturarlas por los siglos de los siglos, vengándose de
Dios en ellas.
Tenemos la posibilidad de ser héroes, de ser santos. No la
desaprovechemos, sino tomémonos nuestra vida en serio y, tomados de la mano de
Jesús y de María, avancemos con valor contra las fuerzas del mal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
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