Confidencias de Jesús a un Sacerdote
Mons. Ottavio Michelini
30 de diciembre de 1975
Te he hablado de fuerzas tenebrosas, de nubes que envuelven mi
Iglesia.
Estas expresiones ¿son sólo formas de decir, o una realidad en la
que es necesario creer?
Hijo, quiero aclararte bien esto, por eso traigo a tu mente al
Profeta Isaías: "Levántate, revístete de luz porque viene tu Luz. La
Gloria del Señor brilla sobre ti, porque he aquí que las tinieblas recubren la
tierra, tupida niebla envuelve a las naciones pero sobre ti resplandece el
Señor".
Yo vine al mundo en una noche oscura.
La noche de los tiempos había caído sobre la humanidad.
Yo nací en el corazón de la noche para indicar las tinieblas que
envolvían a toda la humanidad, provocadas por Satanás con la insidia tendida a
los primeros padres.
La luz de la Gracia, fue suplantada en Adán y Eva y sus
descendientes por la noche del pecado, de la ignorancia, del mal, de todo el
mal.
No por nada fue anunciado mi Nacimiento por la aparición de una
estrella en el cielo, y un resplandor prodigioso aclaró las tinieblas del
establo en que Yo nací.
Yo, Luz del mundo, vine para hacer huir las tinieblas en las que la
humanidad estaba envuelta.
Oscuridad intensa se hizo también en el Calvario. Era pleno
mediodía cuando fui alzado de la tierra, pero desde aquel momento la luz del
día se hizo cada vez más tenue; a ella sucedieron las profundas tinieblas
cuando exhalé mi espíritu.
Tinieblas exteriores para indicar las tinieblas interiores de
sacerdotes y escribas, fariseos y doctores y de todo el pueblo que, con malvado
sadismo, habían querido asistir a mi Pasión y Muerte.
El pecado de
soberbia
El pecado, hijo, lleva siempre oscuridad; de modo especial el
pecado de Satanás. El pecado de soberbia espesa las tinieblas y las transforma
en oscuridad total por lo que el alma contagiada no ve nada más.
No valieron los milagros realizados por Mí durante mi Pasión, como
no valieron los milagros realizados durante mi vida pública. Ni siquiera la
resurrección de Lázaro, a la que asistieron no pocos sacerdotes y doctores de
la ley, sirvió para disipar la oscuridad en el espíritu de los presuntuosos
sacerdotes del templo.
Así, hijo, tantas almas, tantos sacerdotes no ven ahora los
milagros que Yo realizo a continuación en mi Iglesia. Mi Muerte fue acompañada
por hechos preternaturales:
— Un violento terremoto hizo tambalearse la tierra.
— El templo de Jerusalén fue sacudido desde sus cimientos.
— El velo del templo se rasgó y algunos muertos resucitaron.
Ellos, los soberbios del Templo, nada vieron y nada entendieron,
pero el Centurión, pagano, golpeándose el pecho dijo: "Verdaderamente éste
era el Hijo de Dios”.
Oscuridad produjo entonces y oscuridad produce hoy el rechazo de
Dios.
He aquí porqué te repito que muchos no aceptarán estos mensajes.
¿Por qué, hijo mío, he querido decirte esto?
Hay una gran analogía entre los tiempos actuales y aquellos de mi
vida terrena, porque la Pasión sufrida por Mí está por renovarse en mi Cuerpo
Místico.
¿Por qué te he dicho esto?
Porque escribas, sacerdotes y fariseos no faltan hoy tampoco y no
son menos hipócritas que los de entonces.
Tú, no ves sino muy poco de la realidad en mi Iglesia: formalismo,
mucho formalismo... ¡Y cuánta oscuridad!
¡Sí! No tardará la hora de las tinieblas.
¡No tardará el Viernes Santo para Mi Iglesia!
Pero Yo a él lo haré seguir una radiante, luminosísima alba de
Resurrección.
Te bendigo, hijo mío.
(Confidencias de Jesús a un Sacerdote – P. Ottavio Michelini)
es cierto, querida Magda, en la oración el Señor nos habla, nos hace ver estas cosas maravillosas, nos anima a seguir amándole y creyendo siempre en su Amor, su Poder, para siempre.... son tiempos duros, Magda, aunque tú y yo estemos en continentes distintos, tenemos las mismas luchas, en nuestros países, el maligno logra imponer sus leyes injustas, que matan a los bebes nos nacidos en el vientre de sus madres, un vientre que debería ser como un santuario de la vida y no de la muerte... pero debemos consagrarnos al Señor, a la Virgen, orar cada dia y confiar en el infinito Poder de la Salvación de Jesús. Nuestro Amor. Animo, hermana. Ora por mi. yo oro por ti. Un abrazo bien grande
ResponderEliminarAsí es amiga...gracias por esas palabras... Otro abrazo fuerte para vos!
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