Dios es infinitamente misericordioso, pero el
Infierno fue creado por Él. Y el que se va al Infierno, estará allí por los
siglos de los siglos, mientras Dios sea Dios.
Hoy se quiere negar esta verdad del Infierno, este dogma, invocando para ello la misericordia de Dios, y pensando que Dios, que es tan Bueno, no puede enviar a nadie al Infierno o que el Infierno no existe.
Esta es una gran herejía, porque en Dios la Bondad y la Justicia son una sola cosa, y ¡ay de los que abusan de la bondad de Dios y se confían en que sus pecados no serán castigados!
El demonio es el principal interesado en que pensemos que el Infierno no existe, y por eso siembra el mundo de errores, e incluso dentro de la misma Iglesia Católica, cuántos sacerdotes y formadores enseñan el error y niegan esta verdad de la existencia y eternidad del Infierno.
Jesús lo nombró muchas veces en el Evangelio, ¿y todavía dudamos de su existencia?
Tengamos cuidado porque este es un error inculcado por el demonio, que sabe muy bien que si pensamos que existe el infierno y tratamos seriamente de evitar ir allí, entonces nos escapamos de sus manos y nos hacemos fuertes en el camino que lleva al Cielo.
Cuántos santos, al pensar en esta verdad del Infierno, se hicieron monjes, se retiraron a la soledad a hacer penitencia, porque el pensar en esta tremenda realidad, lejos de aplastarnos, nos da alas para hacer cada día más méritos para ganar el Cielo y evitar el Infierno.
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