¿No has visto florcitas que brotan entre las piedras, entre la
maleza? Florcitas que brotan en los lugares más inverosímiles y que uno dice:
¿Cómo es posible que una flor como esta haya nacido en semejante lugar? Sí,
¡qué hermoso es ver como una flor puede brotar en un ambiente adverso! Quiero
decirte que también tú puedes florecer en cualquier ambiente. No es el lugar lo
que hace a la persona, es la persona la que hace el lugar.
San Pablo escribe en Filipenses: “He aprendido a hacer frente a
cualquier situación. Yo se vivir tanto en las privaciones como en la
abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a
tener de sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en aquel que me
conforta”. (Fl 4, 11-13)
¡Cuánta gente se queda de su matrimonio, de su familia, de sus
hijos, de sus padres, de su ciudad, de su pueblo, de su trabajo! Y están
siempre deseando otra cosa, añorando otros ambientes, otras personas, otras
circunstancias. ¡Qué tristeza y qué dolor! Siempre quejándose de lo que tienen.
No se gana nada con eso. Tú puedes florecer en el ambiente en que te tocó
estar. No depende de las circunstancias, depende de tí. ¡Tú estás sentado en
una mina de diamantes!
Yo he conocido personas que en circunstancias muy difíciles han florecido
y son un auténtico jardín de Dios. Son alabanza de la gloria de Dios. Es la
persona la que hace el éxito y construye un futuro maravilloso.
¿Dónde nació Ghandi? ¿Dónde desarrolló su vida? En ambientes de ciudades y aldeas pobres de la India. ¿Dónde nació Jesús? En Belén, en una cueva y vivió parte de su infancia en los ghettos judíos de Egipto.
¿Dónde nació Ghandi? ¿Dónde desarrolló su vida? En ambientes de ciudades y aldeas pobres de la India. ¿Dónde nació Jesús? En Belén, en una cueva y vivió parte de su infancia en los ghettos judíos de Egipto.
Mucha gente grande ha nacido en lugares pequeños y han desarrollado
su vida en ambientes pobres. No es donde estamos sino lo que somos.
Si tú piensas en las posibilidades escondidas y latentes que están
en tu ambiente y haces un recuento de todo aquello positivo que está allí y de
todo aquello que puedes usar para superarte, te darás cuenta de cosas
increíbles. Verás que allí puedes florecer. Mira las posibilidades que tienes
en este mismo instante a tus pies; hay hectáreas de diamantes esperando ser
hallados por ti. Diamantes de gozo, de felicidad y de metas en tu vida. Lo que
necesitas para descubrir todo eso es una actitud dinámica y positiva.
Apóyate confiadamente en Dios y verás cómo florecerás, no importa dónde. Todo depende de cómo te enfrentes a la vida. Puedes estar seguro que Dios quiere que cada flor florezca, que cada semilla brote, que cada persona experimente gozo y también tú estás incluido en el programa de Dios. Florece allí donde te ha tocado estar y no te olvides:
¡Con Dios tú eres…INVENCIBLE!
Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
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