Aprendiendo de la naturaleza.
Cuántas veces la naturaleza vuelve a empezar. Las plantas, que al
ser cortadas, podadas, vuelven a brotar, a florecer. El día, que después del
ocaso y de la noche, vuelve a amanecer. Y así con todo el ciclo de la vida,
hasta que termine el mundo.
Nosotros también debemos cada día volver a comenzar, a hacer las
mismas cosas una y otra vez, y a veces en la vida tendremos que empezar
nuevamente nuestros proyectos, nuestros sueños que han caído por tierra.
Tenemos que aprender de la naturaleza y pedir fuerzas a Dios para
seguir en el camino de la vida, sabiendo que aunque hoy estemos abatidos,
mañana brillará el sol y estaremos bien. Y si no estaremos bien en la tierra,
al menos el Cielo nos espera para acogernos en la eternidad, donde ya no habrá
más dolor ni pena.
La vida del hombre sobre la tierra es milicia, como bien dice Job.
Es una prueba, y en medio de la prueba nos podemos olvidar, por la felicidad que
experimentamos, de que estamos todavía en la prueba. Y a veces nos sobreviene
un dolor, una desgracia, una pérdida, y entonces experimentamos la debilidad.
Pero hay que recordar siempre que después del Viernes Santo viene
el Domingo de Resurrección, y teniendo siempre este pensamiento fijo en la
mente, no desanimarnos tanto cuando estamos dolidos, ni envalentonarnos tanto
cuando estamos felices y todo nos va bien. Sino tengamos moderación en todo, y
resistamos, resistamos con la ayuda de Dios, y sobre todo con la oración
frecuente, diaria, especialmente del Santo Rosario, pues la Virgen promete que
quien reza su rosario, no será vencido por la desgracia.
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