Quiero multiplicarme,
y siento que mis fuerzas se debilitan.
Quiero llegar lejos,
y me quedo agotado al volver la esquina.
Quiero, en tu nombre,
dar mucho de lo que presumo,
y miro, con egoísmo, las migajas
que de mi mesa caen al suelo.
¿Yo, Señor? ¿Cómo lo hago?
¿Cómo hago para dar sin recibir nada a cambio?
¿Cómo hago para no volver mi espalda
ante tanto desgarro?
¿Cómo hago, Señor, para compadecerme
sin importarme el que me tomen por un engañado?
¡Dime, Señor! ¡Cómo lo hago!
Porque, Tú bien sabes, Señor,
que yo soy el primer necesitado:
necesitado de tu pan y de tu abrazo,
necesitado de tu pan y de tu Palabra,
necesitado de tu pan y de tu presencia,
necesitado de tu pan y de tu aliento.
Señor; ¿Cómo lo hago?
Cómo multiplicarme sin riesgo
de quedar arruinado por el intento.
Cómo llegar, donde los poderosos,
nunca soñaron con llegar hacerlo.
Cómo compartir y repartir
lo que, en mí, sobra y no es necesario.
¡Ya lo sé, mi Señor!
Sólo, mirándote a Ti.
Sólo, siguiéndote a Ti.
Sólo, escuchándote a Ti,
encontraré la respuesta en mi camino:
donde hay fe.
Donde está Dios.
Donde vive Cristo.
Donde habla el Espíritu…
todo se multiplica por cien… o por mil.
P. Javier Leoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma