Pues su madera, bien lo sé, Jesús,
es escalera que conduce a la Resurrección.
Tomaré tu cruz, Señor,
pues su altura, es altura de miras
para los que creen en otro mundo,
para los que esperan en Dios,
para los que, cansándose o desangrándose,
saben compartir y repartir en los demás.
¡Tomaré tu cruz, Señor ¡
Pues sus clavos, pasan la carne
pero no matan la fe.
Es la fe, quien a la cruz,
le da otro brillo y hasta otro color:
ni es tan cruel ni es definitiva.
Después de la cruz, vendrá la vida.
¡Dame tu cruz, Señor!
Merece la pena arriesgarse por Ti.
Merece la pena sembrar en tu campo.
Merece le pena sufrir contratiempos.
Merece la pena adentrarse en tus caminos,
sabiendo que, Tú, los recorriste primero.
¡Tomaré tu cruz, Señor!
Enséñame dónde y cómo.
Indícame hacia dónde.
Háblame cuando, por su peso,
caiga en el duro asfalto.
Quiero tomar tu cruz, Señor,
porque bien lo sé,
hace tiempo que lo aprendí,
que ideales como los tuyos,
tienen y se pagan por un alto precio.
Quiero tomar tu cruz, Señor,
porque es preferible,
en el horizonte de los montes,
ver tu cruz,
que el vacío del hombre errante.
Amén.
P. Javier Leoz
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ResponderEliminarQue lejos estoy de cargar con mi cruz, se lo pido a Dios todos los días cuando rezo laudes, pero me fallan las fuerzas, me da miedo sufrir. Y se porque tengo experiencias de Dios en mi vida que nunca me ha dejado sola, pero llevo un tiempo muy temerosa, siento que no tengo la intimidad que yo tenia con mi Padre del cielo y estoy triste, pues se que sin El no soy nada.
ResponderEliminarUn besito cielo. Gracias por este maravilloso blog.