“¡Sé fuerte y
valiente! No tengas miedo… porque el Señor tu Dios, Él mismo irá delante de ti.
No te fallará ni te abandonará.” (Deuteronomio 31, 6)
La fortaleza
que Dios nos da, nos ayuda a estar firmes en el momento de la prueba, asegurándonos
que no estamos solos, que nunca nos abandonará ni nos fallará.
Cuando
sabemos que nuestro guía es Dios, enfrentamos los problemas con valentía, confiando
que saldremos adelante, no importando lo complicado del asunto.
“Porque el
Espíritu que Dios nos ha dado, no nos hace cobardes, sino que Él es para
nosotros fuente de poder, amor y buen juicio.” (2 Timoteo 1, 7)
Si has
conocido a Dios y crees en su hijo Jesús, su Espíritu vive en ti. Este
maravilloso Espíritu es quien nos hace valientes, y es en nosotros una fuente
de virtudes, de poder, de autoridad para vencer, de amor para saber manejar cualquier
situación, respetando a los demás y amando en el proceso, y nos ha dado buen juicio
para saber tomar decisiones correctas.
Mery Bracho
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