Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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lunes, 20 de marzo de 2023

SAN JOSÉ

“José, su esposo, como era justo….” 

“José, el siervo prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente de su familia.”

Bastarían estas alabanzas, ¡oh, buen José!, para que rindiéramos nuestras almas a tu paternal protección, para que cualquier corazón sediento de amor y consuelo encontrara, al escuchar tu nombre, ese deseado cobijo.

Déjame, José, que desgrane tu nombre para, así, saborear y recrearme en tu poderosa protección.

J: justo.

Y por “justo” se entiende el que es digno de Dios, el que es grato a sus ojos. Tú, José, fuiste alzado a los primeros puestos, junto al trono de Dios, para que Él, al verte, se recreara en tu creación.

O: obediente.

No tenías tiempo para pensar en ti mismo, solo lo tenías para Dios, es decir, para ponerte al servicio de María y de Jesús. Tu obediencia es reflejo de esos corazones fuertes, capaces de sobreponerse a sí mismos y rendirse a la voluntad de Dios.

S: silencio.

Sí, son esas omisiones las que te ensalzan; son esas obras, desnudas de palabras y llenas de amor, las que hacen de ti ejemplo de una entrega que solo puede impulsar un amor puro y limpio.

É: esposo.

No podía faltar ese don con el que fuiste coronado, porque es un don el ser elegido como el hombre que cuidara y amara a la Madre de Dios.

Esposo casto, entregado, sumiso al bien de esa familia que el Señor puso en tus manos.

José, no puedo evitar al invocarte, que en mi alma y corazón brote una emocionada lágrima y un mar de ternura, no puedo evitar que al rezarte, mire con infinita gratitud al Cielo y verte en la santa compañía de María y del Niño Jesús.

San José, ¿quién tiene privilegio semejante al de que María te llame esposo y Jesús te llame padre?

San José, mi padre y señor, ruega por nosotros.

Abel De Miguel Sáenz



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