DOLOR:
_El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá._ (Mt 2, 21-22).
Y porque Dios sabe bien dónde planta sus cruces, cuáles son los corazones que Lo aman y las aman, te ofreció, ¡oh, buen José!, aquella en la que un rey malvado amenazaba vuestro feliz regreso.
Buen conocedor de los designios divinos, huiste a otro lugar con la pena de no poder llevar, a su hogar, a la Madre y al Niño.
Y la pena te invadió porque el dolor de María y Jesús es tu dolor.
GOZO:
_Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno_ (Mt 2,23).
Pero fueron esos “renglones torcidos” de Dios los que abrieron la puerta de la felicidad en tu corazón.
Nazaret fue vuestro destino, el sitio elegido por Él para que tus ojos, ¡dichoso José!, vieran crecer al Niño, al “hijo del carpintero”, y esa tierra le diera el nombre de “el Nazareno” cumpliéndose la profecía de Dios.
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