Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

miércoles, 1 de marzo de 2023

El signo del profeta Jonás

“Demuéstrenos que es posible la resurrección de un hombre muerto desde hace tres días y que un hombre puesto en el sepulcro pueda resucitar luego de tres días”, decía alguien. Si buscamos en esas circunstancias precisas, un testimonio que lo pruebe, el Señor Jesús mismo lo ofrece en los Evangelios: “Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches (Mt 12,40, cf. Jon 3,1). Cuando escrutamos la historia de Jonás, la semejanza parece fuertemente significativa.
Jesús fue enviado para proclamar la penitencia: así fue igualmente enviado Jonás. Pero Jonás huyó, despreocupándose del resultado, mientras que Jesús permaneció de todo corazón para predicar la penitencia salvadora. Jonás dormía sobre el barco y resollaba mientras la tempestad agitaba el mar. Durante el sueño de Jesús, el mar se despertó providencialmente para revelar el poder del que dormía. (…) Jonás fue echado en el vientre del monstruo. Jesús descendió espontáneamente dónde se encontraba el monstruo místico de la muerte. Descendió espontáneamente para que la muerte rechazara -vomitará- a los que había engullido, según dice la Escritura: “¿Y yo voy a rescatarlos del poder del Abismo? ¿Voy a redimirlos de la muerte?” (Os 13,14). (…)
Creo que Jonás fue preservado, ya que “para Dios todo es posible” (Mt 19,26). Creo también que Cristo resucitó de entre los muertos. Son numerosos los testimonios de este hecho, tanto de las Sagradas Escrituras como de la acción manifestada hasta nuestros días por el que ha resucitado, único descendido a los infiernos para remontar luego. Porque descendió en la muerte y muchos cuerpos santos que estaban muertos fueron resucitados por él. (…) Ya que tenemos las profecías, la fe nos habite.

San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismal 14 (Les catéchèses, coll. Les Pères dans la foi 53-54, Migne, 1993), trad.sc©evangelizo.org

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