"Conocemos por esta acción que ha comenzado, podemos decir, la Pasión de nuestro Redentor, desde el momento en que la Magdalena le embalsama para su futura sepultura. El suave y penetrante olor del perfume se había extendido por toda la morada. Uno de los discípulos, Judas Iscariote, protesta contra lo que él llama gasto inútil. Su bajeza y codicia le habían hecho insensible a todo pudor. Muchos de los discípulos confirmaron su opinión; ¡sus pensamientos eran tan rústicos todavía! Jesús permitió esta protesta por varias razones. Quería anunciar su próxima muerte a los que le rodeaban revelándoles el secreto que contenía esta efusión de perfume sobre su cuerpo. En segundo lugar glorificar a la Magdalena, que le profesaba un amor tan tierno y tan ardiente; y entonces anunció que su fama se extendería por toda la tierra tan lejos cuanto se extendiese el Evangelio. En fin, quería consolar de antemano a las almas piadosas, a las que su amor inspiraría obras de liberalidad para su culto y resguardarlas de las críticas mezquinas de que serían objeto".
Dom Prospero Gueranguer
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