Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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lunes, 15 de marzo de 2021

EL "PADRE NUESTRO" DE SANTA MATILDE POR LAS POBRES ALMAS DEL PURGATORIO



Esto sucedió en Suiza en Einsiedeln, lugar de peregrinación mariana; era invierno y la iglesia estaba casi vacía. Aloisa rezaba con sus padres. Mirando hacia el altar principal, advirtió la presencia de una religiosa muy mayor vestida con un hábito muy antiguo, de una época lejana. Se dirigió hacia ella y la religiosa le entregó un pliego de oraciones que introdujo mecánicamente en su bolsillo.

Se produjo entonces algo sorprendente, la puerta de entrada se abrió de repente y Aloisa vio entrar a una muchedumbre de peregrinos, todos pobremente vestidos, que caminaban con pasos silenciosos, como fantasmas. Un río de peregrinos de una longuitud casi interminable entraba en la iglesia; había un sacerdote que les indicaba el camino.

La campesina se preguntaba con extrañeza como iba a caber esa enorme muchedumbre en la iglesia. A continuación se giró un corto instante para encender un cirio y cuando volvió a mirar hacia atrás, la iglesia estaba tan vacía como al principio.

Llena de asombro, preguntó a sus padres donde se había ido toda esa gente. Pero ninguno de los que la acompañaban había observado el desfile de peregrinos ni había visto a la religiosa.

Sin entender lo que sucedía, buscó en su bolsillo el pliego que le había entregado la religiosa; este pliego que tenía entre sus manos le demostraba claramente que en modo alguno había soñado. Contenía una oración que el Señor Jesucristo había enseñado antaño a Santa Matilde en una de sus apariciones. Era el Padrenuestro de Santa Matilde por las almas del Purgatorio.

Cada vez que Santa Matilde recitaba esta oración, veía legiones de almas del Purgatorio subir al cielo.


ORACIÓN

Padre Nuestro que estás en los Cielos…

Yo te suplico, oh Padre Celestial, perdona a las pobres almas del purgatorio porque ellas no te han amado como su Señor y Padre que por Tu amor y generosidad habías acogido como hijas, y no Te han rendido ese amor que Te correspondía, sino que con el pecado Te han echado de su corazón, donde Tu querías habitar para siempre. En reparación de esas culpas yo te ofrezco ese amor y ese honor, que Tu Unigénito Hijo Te ha tributado durante su vida terrenal, y todas las obras y las penitencias y las reparaciones con las que Él ha lavado y expiado todas las culpas de los hombres. (Recítese 10 veces JESUS MIO, MISERICORDIA, y se ganarán 100 días de indulgencias por las benditas Almas del purgatorio)


Santificado sea tu nombre…

Yo te suplico incesantemente, Clementísimo Padre, perdona a las pobres almas, porque ellas no siempre han sabido respetar y honrar Tu Santo Nombre, sino que a menudo lo han tenido irreflexiva y superficialmente en los labios y con una vida pecaminosa se han hecho indignas del nombre de cristianas. En satisfacción de estos pecados yo Te ofrezco el honor que Tu amado Hijo Te ha dado en la Tierra con su Palabra y acciones y ha glorificado Tu Nombre. JESUS MIO, MISERICORDIA


Venga a tu reino…

Yo te ruego oh, Clementísimo Padre, perdona a las pobres almas porque ellas no siempre han deseado ardientemente Tu Reino, donde solo está la verdadera paz, el verdadero descanso. En reparación de la superficialidad en realizar el bien, yo Te ofrezco los santos anhelos de Tu Hijo, con los cuales Él busca, desea y quiere que ellas también sean coherederas de Tu Reino. JESUS MIO, MISERICORDIA


Hágase Tu voluntad en el Cielo como en la tierra…

Yo Te ruego, Clementísimo Padre, perdona a las pobres almas, porque ellas no han sometido su voluntad a la Tuya y no siempre han tratado de realizarla en todas las cosas, sino que a menudo han vivido según sus gustos, a su manera, han obrado y se han comportado contra tu Querer. Por su desobediencia yo Te ofrezco una perfecta unión del corazón muy querido de Tu Hijo con tu Santísima Voluntad y su profunda sumisión, habiendo sido Él obediente hasta la muerte. JESUS MIO, MISERICORDIA


Danos hoy nuestro pan de cada día…

Yo Te ruego, Padre Bueno, perdona a las pobres almas porque ellas han recibido muchas veces el Santísimo Sacramento del Altar sin un vivo deseo, sin atención, sin ardiente amor y hasta indignamente, y con gran descuido al recibirlo. Por todos estos pecados suyos yo Te ofrezco la gran Santidad y Devoción de Jesucristo, Hijo Tuyo, como también su ardiente Amor, con el cual nos ha entregado este bien tan adorable. JESUS MIO, MISERICORDIA


Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores…

Yo Te ruego, amadísimo Padre, perdona a las pobres almas del Purgatorio todos los pecados de los cuales están cargadas, de los siete pecados capitales, y sobre todo, porque ellas no han amado a sus enemigos y no los han querido perdonar. Por estos pecados yo Te ofrezco, la amorosa plegaria, que Tu Hijo Te ha dirigido desde la Santa Cruz por todos sus enemigos. JESUS MIO, MISERICORDIA

 

Y no nos dejes caer en la tentación…

Yo Te ruego, clementísimo Padre, perdona a las pobres almas porque ellas muchas veces no han opuesto ninguna resistencia a las tentaciones y a sus pasiones sino que han seguido al enemigo maligno y han satisfecho los deseos de la carne. Por toda esta variedad de faltas y pecados yo Te ofrezco su Santísima Vida, sus fatigas, su trabajo y su amarguísima Pasión y Muerte. JESUS MIO, MISERICORDIA

IcD=S

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