Ayuda natural.
A veces esperamos una ayuda del Cielo, pero no entendemos que Dios nos
ayuda también de forma natural, es decir, por medio de las causas segundas, los
hombres, los medicamentos, las amistades, los consuelos, la naturaleza, etc.
Si caemos en depresión, quizás no queremos tomar medicamentos porque nos
resistimos a ello. Y si los tomamos, ya cuando nos sentimos mejor a veces los
dejamos por nuestra cuenta, y caemos a un estado peor.
Pero es que Dios también nos quiere ayudar por medio de los
profesionales, y en la misma Biblia se aconseja acudir a los médicos.
Es un error no aprovechar todos los recursos que Dios nos ofrece,
recordando que, como dice la Sagrada Escritura: “El hombre obediente cantará
victoria”.
Algunas personas, quizás a veces suelen aconsejar que se vaya a los
curas sanadores para dejar de tomar la medicación para distintas enfermedades
del espíritu y de la mente. Pero es que no hay por qué hacer una dialéctica
entre una cosa y la otra. Tanto lo sobrenatural, por medio del sacerdote
sanador; como la natural, por medio de los profesionales y los medicamentos, se
complementan maravillosamente. Y quien es realmente sabio sabe echar mano de
ambos recursos, porque en ambos está la bondad de Dios para con sus criaturas
sufrientes.
Así que no tengamos reparos en echar mano a todos los medios que Dios
nos provee, siempre que sean lícitos y no sean métodos desaconsejados por la
Iglesia Católica, porque la Iglesia es Madre, y como buena madre sabe lo que
podemos y lo que no podemos hacer por el bien de nuestra alma, y a veces
también por el bien de nuestro cuerpo.
Obedezcamos a la Iglesia, obedezcamos a los Sacerdotes, obedezcamos a
los médicos, recordando esa frase de la Escritura que hemos citado sobre el hombre
obediente, y entonces podremos empezar de nuevo cada día.
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