Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

miércoles, 31 de agosto de 2016

San Ramón Nonnato


31 de Agosto
San Ramón Nonnato. Cardenal. S.XIII
De Lérida, tuvo especial devoción por la Santísima Virgen.
Marchó al norte de África para predicar donde tuvo que soportar cárcel y tortura. En su regreso a España le nombran cardenal reconociendo sus méritos y virtud de la caridad practicada.

                《QUE SEPAS QUE AQUÍ HA PASADO ALGO 》

                          Un profesor americano preparó en una de sus clases un ejercicio para que lo ensayaran sus alumnos. Ellos debían ponerse en pie, dándose la espalda unos a otros y dejarse caer de espaldas confiados en que sus compañeros les cogería. La mayoría se sintió incómoda con la prueba y no fue capaz de dejarse caer más que unos centímetros antes de incorporarse de nuevo. Por último una estudiante cruza los brazos sobre el pecho, cierra los ojos,se deja caer hacia atrás y no titubea. Todos tenían durante un momento la seguridad de que se iba a caer al suelo. En el último instante, el compañero que se le había asignado la agarra por la cabeza y por los hombros y la levanta.

                        - ¡Bien! - gritan algunos estudiantes. Otros aplauden.
                        - Ya lo ves - le dijo el profesor a la chica- : has cerrado los ojos. En eso estribó la diferencia. A veces no eres capaz de creerte lo que ves, tienes que creer lo que sientes.Y si quieres que los demás lleguen a confiar en tí, también tú debes sentir que puedes confiar en ellos, aunque estés a oscuras. Aunque te estés cayendo.

                        La fe nos aporta verdades, conocer hechos que han sucedido en la historia y que nos afectan aunque no hayamos podido ser testigos de ellos; lo fundamental que aporta la fe no consiste en gustos ni sensaciones. El que cree de verdad tiene vida eterna porque usará de los medios sobrenaturales, porque pedirá ayuda a Dios. El Señor no vino a condenar, ni tampoco vino a constatar qué mal andaba el mundo, sino que vino a salvar, a curar. Creer es mejorar, cambiar, limpiar, salvar. Aquellos que miraron a Jesús con convencimiento recibieron de Él la prueba del milagro.

                         El que no tiene fe está en el mismo sitio que aquel que sí la tiene, pero no está del mismo modo. El primero está a oscuras, en tinieblas, no ve nada: < Y el juicio está en que vino la Luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz > (Juan 3, 19). El segundo gracias a la Luz ve más allá, ve todo, y por tanto tiene el último dato que da la respuesta definitiva. La fe otorga una sabiduría mayor, una sabiduría del bien para cada uno, por eso mismo la fe también da felicidad.

                        Así lo explica León Tolstoi en su famosa obra "Ana Karenina" :
                      < Este secreto no tiene importancia para nadie, más que para mí solo, y ninguna palabra sería capaz de explicarlo. Este nuevo sentimiento no me ha cambiado, no me ha llenado de asombro ni me ha hecho feliz como pensaba.

                       ¿Debo darle el nombre de fe? No lo sé. Lo único que sé  es que se ha deslizado en mi alma por el dolor y que ha arriesgado en ella firmemente.

                        Probablemente seguiré impacientándome con mi cochero, discutiendo inútilmente, expresando mis ideas sin venir a propósito. Yo sentiré siempre una barrera entre el santuario de mi alma y el alma de los demás. Siempre haré responsable a ésta de mis errores para arrepentirme al instante. Seguiré rezando. Mi vida interior ya no estará a merced de los acontecimientos. Cada minuto de mi vida tendrá un sentido indiscutible, y en mi poder estará imprimido a cada una de mis acciones : ¡el sentido del bien! >

                        Las crisis de fe no surgen de modo espontáneo sino por el mal obrar. < Pues todo el que obra el mal aborrece la Luz y no va a la Luz, para que no sean censuradas sus obras> ( Juan 3, 19 ). Como dice el adagio: < El que no vive como piensa acaba pensando como vive>. La falta de fe no es por la falta de Luz, sino por la inmensidad de los pecados que manchan el alma, oscurecer la mente y tapan la cara. No se saca la conciencia a la Luz porque remuerde,  se obra a escondidas para que no me vean y puedan corregirme, se acude a la excusa, al caso extremo, a la voz mayoritaria. Pero la verdad nunca puede ser borrada del todo como el pecado. Siempre quedará el remordimiento interior, la inseguridad vital, la falta de felicidad, la aparición de una situación equivocada, el fracaso, la desgracia, la muerte. En el fondo el hombre sin fe tiene envidia del hombre con fe.

                          Durante los meses de buen tiempo el sol resplandece con toda su luminosidad,  y muchos se broncean bajo sus rayos.  Espero que esta luz solar nos recuerde que hay una Luz más potente que puede broncean nuestra alma, es la Luz de la fe, la Luz de Dios.

[ José Pedro Manglano Castellary ]

De Facebook de una amiga C.O.G.

lunes, 29 de agosto de 2016

Diálogo con Jesús

Mi Dios, me siento enamorado de tu Palabra y de tus ejemplos de misericordia que nos dejaste. 

Quiero que mi relación contigo se intensifique y necesito entregarte mi corazón y adorar tu presencia. 

Quiero aprender a ver cada muestra de amor que dejas en tu paso por mi vida, interpretar todas esas manifestaciones de bondad que provienen de tu gracia y que fortalecen mi experiencia en la fe y en el amor. 

Ayúdame a aprender a proclamar tu amor y tu verdad aunque a muchos no les guste. La valentía y la fe debe ser mi insignia de lucha como también lo fue para Juan el Bautista, quien señaló tus caminos sin temor alguno. 

Que pueda yo, aprender de su ejemplo, a imitarlo en esa coherencia de fe que no se doblega ante las amenazas o improperios. Quiero superar todo obstáculos en mi vida que no me esté permitiendo anunciarte en todos mis ámbitos.

Amado mío, quiero también sentir que disminuyo a medida que te doy a conocer, porque sólo Tú debes brillar, sólo Tú eres grande, quien debe resaltar desde todos mis entrañas hasta donde me alcance la voz. 

Ven y silencia mi mente de las ataduras del mundo, de todo aquello que me separa de una vida de gozo junto a ti. Quiero ser testimonio de tu amor y que todas mis acciones estén llenas de Ti, de tu bondad.

Señor, que ninguna de las contrariedades de este mundo puedan quitarme las ganas de luchar, de hacer lo correcto y de vencer. 

Ven Señor a mi corazón y dame una fe tan grande que quien esté a mi lado, pueda reconocerte a Ti, reconocer el rostro de tu compasión. 

Amén 
Píldoras de Fe

sábado, 27 de agosto de 2016

Pidiendo a María que ruegue por nosotros…




La Inmaculada es el refugio de los pecadores, donde incluso el peor de los pecadores, los que se sienten sucios hasta en lo más íntimo de sí mismos, pueden disfrutar de Su pureza absoluta y encontrar el camino.

María es nuestra madre, esto no es un título honorífico, sino una realidad concreta, como puede ser la maternidad de nuestras madres. Con la diferencia de que nuestro amor es frágil, mezclado de egoísmo... pero no el amor de María porque Ella es inmaculada.

Como buena educadora, María no actúa en nuestro lugar, sino que nos enseña a hacer lo que tenemos que hacer y cuándo tenemos que hacerlo. Así que nuestra vida se organiza de forma gradual y se pacifica en su profundidad.

“Pidiendo a María que ruegue por nosotros, nos reconocemos pecadores y nos dirigimos a la "Madre de la Misericordia, a "la Toda Santa.” Nos ponemos en sus manos "ahora". Y nuestra confianza se expande para abandonarnos en Ella hasta "la hora de nuestra muerte". Ella estará allí como en la muerte en la cruz de su Hijo en la hora de nuestra partida nos acogerá  como madre para llevarnos a su Hijo Jesús al Paraíso.”[ 1] 



mariedenazareth.com
[1] Catecismo de la Iglesia católica, § 2677

viernes, 26 de agosto de 2016

No jueguen con la cruz




No usen la cruz para ponerla en salas donde se murmura y calumnia a cualquiera en tarde de ocio. 
No jueguen con la cruz, porque fue hecha de tosca madera y la llevó uno que nos quiso de verdad y dejó la vida en ella. 
No jueguen con la cruz y no la cuelguen como un adorno entre pechos casi descubiertos y no la usen como una prenda colgada en las orejas, porque el que fue colgado en ella no tuvo adorno alguno y murió abandonado y desposeído de todo.

No jueguen con la cruz y no la transformen en cruces de oro fino colgadas de asesinos de niños abortados en clínicas de lujo.
Que la lengua se convierte en filoso puñal en venenosa flecha que acaba con la fama y el buen nombre de otros, como pasó con Jesús.
Cuidado con poner la cruz en oficinas donde se trama el negocio vil de la droga, porque por él mueren o quedan locos miles de jóvenes que hicieron lo imposible por tener plata y comprar ese veneno.
Ese dinero les quemará las manos, las conciencias y las vidas a esos malvados si no se arrepienten y renuncian a ese comercio.

No jueguen con la cruz, porque es señal de amor puro y es el recuerdo sagrado del más grande gesto y acción de entrega total en la historia.
No jueguen con la cruz, que ya lo hicieron en el pasado cuando el oro recién sacado de nuestras minas por los indios maltratados y luego por los sufridos negros esclavos, fue fundido y parte de él se convirtió en lindas cruces con las que gente del imperio engañaron a altos prelados.

No usen la cruz en maniáticos ritos de brujería o para extorsionar a los desesperados que acuden a los adivinos que dicen anunciar el futuro y hacen oraciones y viven del negocio.
No usemos la cruz, tampoco, los que brindamos servicios religiosos si es para esconder nuestra desidia y el pecado de omisión, o para aparentar santidad y tapar nuestra mediocridad.

Usemos todos la cruz, honrémosla y pongámosla en lo más alto del templo, en el lugar más hermoso de la casa, o colgada al cuello, no importa el metal o madera que sea, si la llevamos con dignidad en nuestra vida y agradecemos al Señor de Señores, Varón de Dolores, por haber muerto en ella, por nosotros y nuestra salvación.
No juguemos con la cruz: ¡De ninguna manera!
Con Dios, somos... ¡Invencibles!



Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



 


Poda.



Vuelve a empezar

A veces Dios nos poda tanto, que nos parece que nunca más podremos dar frutos.
Sucede algo parecido con las vides en época de poda. Quien pasea por el viñedo después que el podador ha podado las plantas, se quedará asombrado y en no pocas plantas creerá que el podador las ha matado, de tanto como las podó. Pero que venga en época de frutos, y verá la asombrosa transformación y la exhuberancia de la planta y de sus copiosos frutos.

También nosotros muchas veces somos dolorosamente podados por Dios, y así como la vid derrama su savia en los cortes, y por eso se dice que la planta “llora”; así también nosotros lloramos las dolorosas podas que nos hace Dios, mejor dicho, que Dios permite, porque hay que saber que el mal nunca viene de Dios, sino del Maligno y del pecado.

Pero no perdamos la calma, esperemos que pase el tiempo, que cure nuestras heridas, y para ello pidamos ayuda a María, la Consoladora de los afligidos, como la llama la Iglesia en las Letanías Lauretanas, y con su consuelo, volvamos a brotar con vigor, sin desesperaciones, sabiendo que todo será para bien, y que si Dios ha permitido ese mal, está en nosotros el saber mirarlo como algo beneficioso.

El dolor es un excelente maestro, sólo hay que saber sobrellevarlo con resignación y refugiarnos en el Inmaculado Corazón de María, que es nuestra Madre, y siempre una madre sabe consolar a su hijito que llora.

Pero estemos seguros que Dios no olvida ni siquiera una lágrima que cae de nuestros ojos, ni un suspiro ni un lamento, porque Él es Bueno y se interesa por nosotros, y no hubiera permitido tal o cual desgracia, si no sacara de ello un gran bien para nosotros.

Entonces tomemos coraje y volvamos a empezar, con la ayuda de Dios ciertamente, sabiendo que esta vida sobre la tierra es tiempo de prueba, valle de lágrimas, y que la felicidad en plenitud nos vendrá en la otra vida, que habremos alcanzado padeciendo lo que hay que padecer en ésta.

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