1.- Como se sabe la fiesta ha sido
trasladada se su habitual 25 de marzo –en que celebrábamos el Viernes Santo– a
este lunes 4 de Abril. Y recordamos aquella hora en que el Ángel Gabriel se
coló por la ventana de la humilde casa de Santa María anunciándole el futuro
nacimiento de Jesús. El 25 marzo marca la distancia con la Navidad ¡Sí, nueve
meses exactamente quedan para Navidad!
María es grande no por sus acciones, y
sí por el hecho de que hizo posible con su ¡SI! la venida de Jesús.
En este día, también nosotros,
debiéramos de renovar con la ilusión del primer día, nuestra opción por Dios,
por Jesús y por su Iglesia. Debiéramos de decir un “sí” cayendo en la cuenta de
que, nuestra fe, no es un coto cerrado y sí algo que se renueva en miles de
“síes” que decimos a lo largo de nuestra vida:
-Para querer de nuevo con la ilusión y la claridad del
primer día
-Sabiendo que llevamos el anuncio
del Reino aun faltando fuerzas y relevos que garanticen la evangelización del
mañana.
-Para ser conscientes de que somos barro para que, como
María, DIOS vaya realizando una obra magnífica: el AMOR
-Manifestando en un “tú a tú” silencioso, y cargado de misterio con
el Señor, que estamos dispuestos a ser signos vivientes de la presencia de Dios
en el mundo.
2.- Aprender a querer como Dios
quiere es:
-No poner filtros ni paréntesis a la voz de DIOS que nos presenta a su
Hijo como “búsqueda del hombre movido por su corazón de Padre” (San Juan Pablo
II)
-Evitar los prejuicios que podamos tener sobre nuestra misión de
cristianos en un mundo donde apenas se escuchan ni interesan los voceros de
Cristo.
-Curarnos del egocentrismo que
nos invade: con DIOS podemos hacer obras grandes....sin Él, la vida, se
convierte en un caos permanente. En un personalismo peligroso.
-Recuperar la inocencia perdida:
“eh aquí la esclava....”. Ponernos en camino y en disposición hacia DIOS es
avanzar hacia la plenitud como personas y como creyentes. Es encontrar nuestra
razón de ser en las manos de Dios. ¡Él sabrá lo que hace y por qué lo hace!
-Sentirnos contemplados por DIOS (no observados) da seguridad a nuestros
pasos, luz a nuestras acciones, profundidad a nuestra existencia.
-Turbarnos ante la presencia de Dios
(no temerosos). También nosotros somos benditos desde el día de nuestro
Bautismo. Otra cosa es que seamos conscientes de la multitud de saludos que,
como en María, nos llegan de parte de Dios en diversas circunstancias y a
través de numerosos ángeles en el rostro de las personas.
-Que a la hora de decidirnos en nuestras respuestas pueda más, en la
balanza de nuestra vida, el “SI” nítido y convencido que el “NO” del miedo o de
la cobardía, de la comodidad y del pasotismo, de la duda o el de la
mediocridad.
3.- En tiempos de dificultades (¡que época
no ha estado exenta de tropiezos para la Fe!) tendríamos que dar gracias a DIOS
porque se ha fijado en nosotros para prolongar su presencia en hombres y
mujeres que seguimos apostando y creyendo en su Palabra.
El Día de la Anunciación. Un momento propicio
para ver cómo está nuestro “SI” en el camino de fe. En nuestro compromiso con
la Iglesia.
Nuestro “SI” o nuestro “NO” a DIOS, en
el clarear de cada jornada, en cada situación que se nos presenta, en cada
momento y en cada circunstancia se parecen o no se parecen mucho a los que
Santa María pronunció mientras estuvo latiendo en la tierra.
Javier Leoz
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