Necesitamos de Ti,
de Ti solamente,
y de nadie más.
Solamente Tú, que
nos amas,
puedes sentir por
todos nosotros
que sufrimos, la
compasión
que cada uno siente
en relación consigo
mismo.
Sólo Tú puedes
medir qué grande,
qué
inconmensurablemente grande
es la necesidad que
hay de Ti
en este mundo, en
esta hora.
Todos necesitamos
de Ti,
también aquellos
que no lo saben,
y estos necesitan
bastante más
que los que lo
saben.
El hambriento
piensa
que debe de buscar
pan y,
mientras tanto,
tiene hambre de Ti.
El sediento juzga
necesitar agua,
mientras siente sed
de Ti.
El enfermo se
ilusiona en desear salud;
su verdadero mal,
sin embargo,
es la ausencia de
Ti.
Quien busca la
belleza del mundo
sin darse cuenta,
te busca a Ti,
que eres la belleza
plena.
El que en sus
pensamientos busca la verdad,
sin darse cuenta te
desea a Ti,
que eres la única
verdad digna de ser conocida.
El que se esfuerza
por conseguir la paz,
está buscándote a
Ti, única paz
donde pueden
descansar
los corazones
inquietos.
Ellos te llaman sin
saber que te llaman,
y su grito es,
misteriosamente,
más doloroso que el
nuestro.
Te necesitamos.
Ven, Señor.
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