Atráeme, Señor,
para que me libere de lo que
me esclaviza
Atráeme, Señor,
pueda vivir más contigo
Atráeme, Señor,
y que escuche tu voz con más
nitidez
Atráeme, Señor,
para sumergirme en la Pascua
Atráeme, Señor,
y comparta yo contigo tu
hora
Atráeme, Señor,
así descubra la grandeza de tu
obra
Atráeme, Señor,
y que seas Tú, mi imán y mi
fuerza
Atráeme, Señor,
y que vuelva de aquello que me
debilita
Atráeme, Señor,
y sienta el calor de tu
Palabra
Atráeme, Señor,
y comprenda la necesidad de
ser salvado
Atráeme, Señor,
y sácame del lodo que me
arrastra
Atráeme, Señor,
y empújame para subir contigo
a Jerusalén
Atráeme, Señor,
y así no quede perdido
Atráeme, Señor,
quiero algo de tu vida
Atráeme, Señor,
necesito más fe y mayor
esperanza
Atráeme, Señor,
y hazme descubrir el rostro de
Dios
Atráeme, Señor,
y si me escapo –no lo dudes–
soy recuperable:
Torpe para las cosas del Padre
rápido para las que el mundo
me ofrece
Frágil para retenerte como al
mejor amigo
confiado con aquellos que no
lo son tanto.
Y, si ves que me resisto,
Señor –que te cuesta atraerme–
no me pierdas de vista, aunque
me vaya lejos
pues, por muy remotamente que
yo me encuentre,
sigo creyendo que tu ojo lo
alcanza todo
y todo lo invade.
Amén.
P. Javier Leoz
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