A remar hacia
las profundidades
de las aguas de
la fe
A lanzar, aunque
me parezca inútil,
las redes de la
esperanza
A esperar,
aunque me desespere,
en lo que hago
por tu nombre
Ayúdame,
Señor.
A confiar en tu
Palabra
A fiarme de tus
indicaciones
A orientarme,
sin miedo alguno,
en la dirección
que me marcas
Ayúdame,
Señor.
A sentirme
aquello que soy: pecador
A ser consciente
de lo poco que soy
A ofrecerte lo
escaso que tengo
A darme con lo
mucho que Tú me das
Ayúdame,
Señor.
A no
resquebrajarme cuando
no hay
resultados inmediatos
A no desinflarme
cuando
surgen
dificultades
A no dejar de
pescar, en terrenos
que me parecen
indiferentes
Ayúdame,
Señor.
A juzgarme
indigno de ser tu asalariado
A sentirme
inmerecido de Alguien
tan excepcional
como Tú
A considerarme
limitado, ante Alguien
tan
magnánimamente perfecto
Ayúdame,
Señor.
A deslizarme del
“yo” hacia el “nosotros”
A caminar de lo
“mío” hacia lo “nuestro”
A pescar, no
tanto en aguas tranquilas,
cuanto en
aquellas otras que pueden dar, por Ti,
un feliz, soñado
y sacrificado fruto.
Amén.
P. Javier Leoz
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