Los diferentes rostros marianos, fruto de las apariciones que han
tenido lugar en todo el mundo, presentan muchas diferencias que van desde los
vestidos hasta los rasgos faciales, pasando por la lengua usada (...). Sin
embargo, hay también similitudes: María se manifiesta de diferentes maneras con
el fin de ganar la simpatía y la confianza de los habitantes de cada pueblo
(...). Por lo tanto, siempre se adapta a la mentalidad, la cultura y la
psicología del vidente y a la de los pueblos a los que se dirige.
Racionalmente, sabemos que María era una mujer judía y pobre. No era africana, ni china, ni india. Su rostro, probablemente se parecía a los de las mujeres judías y palestinas que viven en el Medio Oriente. Sin embargo, en honor a un plan divino, María se revela ante diferentes culturas por amor a la humanidad, con la intención de fortalecer aún más nuestra fidelidad a su Hijo; por eso conocemos Vírgenes de Asia, de África, Europa, India, América, etc.
Además, los mensajes que la Virgen María nos trae a través de sus apariciones son más importantes que el rostro que ella adopta.
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