María Madre Misericordiosa
María es la segunda en bondad
después de Dios, porque el mismo Dios ha hecho de María una obra maestra de
amor y bondad.
El Corazón de María es el
tesoro de los tesoros del Cielo y de la tierra, de modo que quien se consagra a
este Inmaculado Corazón de María, vive como en un paraíso anticipado, y gusta
de las dulzuras de esta Madre Misericordiosa.
Vayamos a la Virgen, que Ella
jamás nos despachará con las manos vacías. Pidámosle con fe, que Ella nos dará
lo que le pedimos, o en su defecto lo que más necesitamos, porque María es la
tesorera de las gracias y dones de Dios, y distribuye la mejor porción a sus
hijos que más la aman.
En Dios hay Justicia y Bondad.
Pero se puede decir que en María, en cierta manera, sólo hay bondad, porque no
juzga a nadie, sino que perdona a todos y trata de ayudar a quien le pide, sin
importar quién sea el que pide.
¡Qué bueno que es Dios, que ha
querido que para las relaciones entre Él y las almas, haya una mediadora tan
buena, María Santísima, que ablanda el Corazón de Dios y prepara y limpia las
almas para llevarlas al Señor.
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