«Madre de los
hombres y de los pueblos, Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas,
Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz
y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el
Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el Amor de la Madre y de
la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a
aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección
materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a Ti, Madre,
confiamos. Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad, el
tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza».
(San Juan Pablo
II . «Acto de consagración». Basílica de Santa María la Mayor. 7 de junio de
1981, Solemnidad de Pentecostés. Día elegido para recordar el 1600° aniversario
1er. Concilio Constantinopolitano y el 1550° aniversario del Concilio de
Éfeso).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma