Sí, los 40 días de la Cuaresma son 7 semanas, donde cada una es un "día" y la Semana Santa, un gran domingo.
Aquí te dejo datos interesantes sobre este bello tiempo litúrgico.
Todo empieza el Miércoles de Ceniza.
Desde ahí, contamos 40 días
¡LOS DOMINGOS NO CUENTAN!
Porque no son de penitencia, sino de Victoria.
Cristo ya venció a la muerte.
Verás que sin contar domingos hay 40 días exactos desde Miércoles de Ceniza hasta la Vigilia Pascual.
Aquí va algo loco que pocos saben explicar:
No hay un "tiempo litúrgico" entre Cuaresma y Pascua. La Cuaresma nos lanza directo a la Vigilia Pascual. No hay pausas.
¡Es un viaje continuo hacia la Resurrección!
Entonces, la Cuaresma no termina en Domingo de Ramos ni en Jueves Santo. Termina en la Vigilia Pascual, cuando la luz de Cristo, el Salvador del Mundo resplandece.
¡Esos 40 días son un camino perfecto hacia ese momento!
Hay que pensar que cada semana de Cuaresma es como un día de una semana gigante.
La 1ª semana es el "lunes", la 2ª el "martes"… y así sucesivamente.
La Semana Santa, es el "gran domingo" glorioso. ¿No es increíble cómo se ordena el tiempo a la luz de la Resurrección?
¿Y por qué la fecha de Cuaresma cambia cada año?
Porque la Pascua sigue el calendario lunar judío. Se celebra el domingo tras la primera luna llena de primavera, lo que en el antiguo calendario hebreo se nombraba el "14 de Nisán".
¡La Cuaresma se alinea con eso!
Si la Pascua es la fiesta de la liberación, y los judíos la celebraban en esa primera luna llena de Primavera como recuerdo de su liberación, para los cristianos la liberación culmina un domingo, y por eso siempre es el domingo siguiente al de aquella antigua Pascua.
Así que cada año, se vislumbra esa primera luna llena de Primavera, y si no cae en domingo, la Pascua cristiana se ubica al domingo próximo. De ahí, sin contar domingos, se cuentan 40 días hacia atrás y siempre llegaremos a un miércoles. Ahí damos inicio a la Cuaresma.
La Semana Santa no es entonces final de la Cuaresma. Es su cima.
Desde el Domingo de Ramos hasta el Sábado Santo, vivimos un gran camino de desierto, de unirnos a nuestra desnudez y fragilidad sin Dios, pero también a la esperanza.
Viviendo pequeñas Pascuas cada domingo.
Y cuando llegamos a la Vigilia Pascual, esos 40 días explotan en alegría. La luz del cirio pascual ilumina todo. ¡La Cuaresma no termina en tristeza, sino en victoria!
Así que la próxima vez que digas "Ayy... otra vez Cuaresma"... recuerda: es un viaje alucinante de 40 días, diseñado por Dios, que te lleva de la ceniza a la gloria, de la oscuridad a la luz.
¡Déjate asombrar por Él!
Pues no me queda más de desearte que vivas está Cuaresma al límite, que puedas morir al hombre viejo, tu versión anterior, para resucitar como Cristo, siendo nuevo y anunciando un año de gracia para el Señor.
Bendiciones a todos!
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