viernes, 31 de marzo de 2023
¡Cree en el Hijo de Dios!
miércoles, 29 de marzo de 2023
San José
Oh glorioso Patriarca, San José, a Vos vengo para veneraros de corazón como al más fiel esposo de la madre de Dios, como cabeza de la familia más santa, como padre nutricio del Hijo de Dios, y como el leal depositario de los tesoros de la Santísima Trinidad.
En vuestra persona honro la elección del Padre que quiso compartir con Vos la autoridad sobre su Unigénito Hijo; venero la elección del Hijo divino quien quería obedeceros y recibir su sustento ganado por el trabajo de vuestras manos; la elección del Espíritu Santo, quien os confió su castísima esposa.
Os ensalzo porque habéis llevado en vuestras manos al Niño Dios, estrechándole a vuestro pecho, transportado de alegría.
martes, 28 de marzo de 2023
Jesús, el Hijo de Dios, descendió del cielo para llevarnos al cielo, a la altura de Dios por el camino del amor.
El evangelista se asombra reconociendo en la cruz el resplandor del amor, la luz de la entrega de donde brota la resurrección. No nos opongamos a este misterio de comunión y vida. La sabiduría que nos da Dios no es la sabiduría de este mundo. Es la sabiduría que va poco a poco transformando nuestra vida y nos hace cantar: en el está nuestra salvación, nuestra gloria para siempre.
sábado, 25 de marzo de 2023
Sábado de MARÍA
SALVE!...
¡Salve, tú, en la que Dios encontró su complacencia!
¡Salve, Hija Generosa, Gloriosa, Inmaculada!
¡Pupila de castidad, sustancia de santidad, Placer de Dios!
En ti se derramó la efusión celeste
Con la que el Verbo soberano revistió la carne, en ti.
Lis resplandeciente que Dios admiraba más que a otra criatura,
Tú, la más bella y dulce, tú, en la que Dios encontró su complacencia
Cuando puso en ti todo el ardor de su calor
Para que, de ti, Su Hijo gustara la leche materna.
Tu seno fue entonces pleno de alegría,
Toda la sinfonía celeste resonó en ti.
Virgen, tú portabas al Hijo de Dios y tu pureza fue magnificada en Dios.
Tus entrañas se regocijaron
Como hierba inundada de rocío, recibiendo de él su verdor.
¡Así advino en tu seno, Madre de toda alegría!
¡Que la Iglesia resplandezca de alegría y resuene en armonía
Cantando a la tan dulce Virgen, Madre admirable, la Madre de Dios!
Amén.
Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179)
abadesa benedictina y doctora de la Iglesia
Oraciones
de Hildegarde (in “Hildegarde de Bingen, Prophète et docteur pour le
troisième millénaire”, Béatitudes, 2012), trad.sc©evangelizo.org
jueves, 23 de marzo de 2023
¡Oh buen Jesús, óyeme!
Claro, Tú siempre lo haces, aunque no te lo implore.
Estás siempre atento a mi súplica y a mi agradecimiento.
Conoces mis necesidades, mis carencias y mis fallas. También conoces mis dones, mis aciertos y mis luces.
Oyes mi voz entre todas las que se alzan hacia ti, porque me conoces y me amas en lo individual. Me oyes con amor y compasión ya que conoces mis afanes.
Siempre me oyes, aunque me sienta solo y crea que mis palabras se las lleva el viento. Oyes mi voz por encima del incesante ruido frenético de mi vida apurada. Me oyes aunque mis peticiones, cuestionamientos, dudas y reclamos sean más frecuentes que mis agradecimientos. Me oyes incluso cuando la opresión de la injusticia dificulta la salida de mi voz. Oyes mi llanto ante la tragedia y la desigualdad que sembramos en el mundo.
Quiero aprender a escuchar como Tú.
Quiero aprender a escuchar a mi prójimo. A no gritar por encima de sus palabras, ni ahogar su voz con mis prejuicios y mis pendientes. Quiero aprender a oír sus palabras con solidaridad, compromiso y encuentro.
Quiero aprender a escuchar como Tú.
Quiero aprender a escucharme y estar atento a mis palabras. Que sean siempre de aliento y consuelo. Que lo que oiga salir de mi boca no cause dolor. Que no sean palabras de desánimo o calumnia que separen.
Jesús, soy yo quien necesita oírse, quien necesita escucharse, ya que Tú siempre lo haces.
Frederick Armstrong
¡Ser testigos de la verdad!
Muy reverendo y muy querido Padre en Cristo, el manso Jesús, yo, Catalina, servidora y esclava de servidores de Jesucristo, le escribo en su preciosa sangre, con el deseo de verlo amar sinceramente la dulce verdad. (…) Es en su sangre que conocemos la verdad a la luz de la santísima Fe, que ilumina el ojo de la inteligencia. Entonces el alma se abrasa y se alimenta con el amor de esta verdad. Por amor a la verdad, ella preferiría la muerte al olvido de la verdad.
El alma no calla la verdad cuando es tiempo de hablar, no teme a los hombres del mundo. No teme perder la vida porque está dispuesta a darla por amor a la verdad. Sólo teme a Dios. La verdad reprende fuertemente, porque tiene por compañera a la santa justicia, que es una perla preciosa que debe brillar en toda criatura con uso de razón. (…) La verdad calla cuando es tiempo de callar. Al callar, grita con la paciencia ya que no ignora sino que discierne y conoce dónde se encuentra el honor de Dios y la salvación de las almas. ¡Oh muy amado Padre, apasiónese por esta verdad! (…)
Le pido, por amor de Jesús crucificado y su suave sangre esparcida con tanto ardor, devenir el esposo de la verdad, con el fin de cumplir en usted la voluntad de Dios y el deseo de mi alma, que desea verlo morir por la verdad. Finalmente, permanezca en la santa y tierna caridad de Dios. Manso Jesús, Jesús amor.
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Carta 25, al cardenal Pedro de Lune (Lettres, Téqui, 1976), trad.sc©evangelizo.org
miércoles, 22 de marzo de 2023
María y José conversan sobre el secreto que los une
Después del mensaje liberador del ángel a José, este seguramente corrió y llamó a la puerta de María con el corazón agitado. En su intenso y silencioso intercambio de miradas, María comprendió de inmediato que José ¡por fin lo sabía! José pudo contarle su sufrimiento, su alegría; probablemente también le pidió perdón por haber dudado de ella, aunque fuera solo por un momento.
María pudo confiarle a José su lucha dolorosa durante todo ese tiempo cuando lo vio sufrir y no podía decirle nada, cuando ella también nunca dejó de orar, para superar esa prueba, cuando trataba de ocultar su maternidad, tanto como fuera posible, cada día un poco más visible, para quienes la rodeaban.
María y José hablan del secreto que los une, de sus brazos que pronto cargarán al Salvador, ese niño que será su hijo y los llamará papá y mamá... Qué emoción, qué profundidad divina en este intercambio entre María y José en esta hora bendita donde el Señor envía a los esposos la sobreabundancia de su consolación, su paz y su alegría. La Escritura nada nos dice de los cánticos de acción de gracias que se elevaron durante mucho tiempo desde sus corazones unidos, pero ciertamente brotaron con fuerza.
José prevé su nueva misión: ser a los ojos del mundo el padre (putativo) del niño que María está gestando (¿fue fácil?). Y hará todo lo posible por organizar muy rápidamente la comida festiva que precede al momento en que, después de decirle a María ante los amigos reunidos "tú eres mi esposa según la ley de Moisés" él "llevará a María a su casa", segunda etapa de la celebración del matrimonio según la tradición judía.
¿En qué mes de embarazo estaba María entonces? ¿Alrededor del sexto mes? Sea como fuere, a falta de haber respetado el período de 9 a 12 meses que separa las dos etapas del matrimonio, uno puede asumir fácilmente los chismes. ¿Era sencillo para María y José soportar en silencio las calumnias que tocaban a lo más íntimo de su entrega total al Señor? Esto puede haber alimentado la idea negativa sobre Nazaret: «¿Puede salir algo bueno de Nazaret?».
Jacques de la Bastide
Extractos de Regard sur les épreuves de Marie et de Joseph durant les 24 premiers mois où ils se sont connus (“Mirada a las pruebas de María y José durante los primeros 24 meses en que se conocieron”).
unminutoconmaría
lunes, 20 de marzo de 2023
Solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María
La primacía de la vida interior de San José
SAN JOSÉ
“José, su esposo, como era justo….”
“José, el siervo prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente de su familia.”
Bastarían estas alabanzas, ¡oh, buen José!, para que rindiéramos nuestras almas a tu paternal protección, para que cualquier corazón sediento de amor y consuelo encontrara, al escuchar tu nombre, ese deseado cobijo.
Déjame, José, que desgrane tu nombre para, así, saborear y recrearme en tu poderosa protección.
J: justo.
Y por “justo” se entiende el que es digno de Dios, el que es grato a sus ojos. Tú, José, fuiste alzado a los primeros puestos, junto al trono de Dios, para que Él, al verte, se recreara en tu creación.
O: obediente.
No tenías tiempo para pensar en ti mismo, solo lo tenías para Dios, es decir, para ponerte al servicio de María y de Jesús. Tu obediencia es reflejo de esos corazones fuertes, capaces de sobreponerse a sí mismos y rendirse a la voluntad de Dios.
S: silencio.
Sí, son esas omisiones las que te ensalzan; son esas obras, desnudas de palabras y llenas de amor, las que hacen de ti ejemplo de una entrega que solo puede impulsar un amor puro y limpio.
É: esposo.
No podía faltar ese don con el que fuiste coronado, porque es un don el ser elegido como el hombre que cuidara y amara a la Madre de Dios.
Esposo casto, entregado, sumiso al bien de esa familia que el Señor puso en tus manos.
José, no puedo evitar al invocarte, que en mi alma y corazón brote una emocionada lágrima y un mar de ternura, no puedo evitar que al rezarte, mire con infinita gratitud al Cielo y verte en la santa compañía de María y del Niño Jesús.
San José, ¿quién tiene privilegio semejante al de que María te llame esposo y Jesús te llame padre?
San José, mi padre y señor, ruega por nosotros.
domingo, 19 de marzo de 2023
SAN JOSÉ
A Ti te confío
mi alma
los sueños que guardo en ella
y todo lo que con paciencia
te confié como tesoro del corazón.
Guárdame como tu hijo,
tómame con delicadeza de la mano
así como un día tuviste a Jesús Niño
y dame consejo en los caminos
y prudencia al obrar.
Hazme ser dócil a la Voluntad de Dios
y no permitas que jamás me
separe de Él.
Guárdame,
rígeme con infinita ternura, como fuiste con Jesús.
Enséñame a amar a María y a Jesús como los Tesoros de mi Vida y esperanza de Eternidad.
Hoy y siempre...glorioso San José,
te confío mi camino al Cielo.
Amén
Autor :Feyuk Teresita
sábado, 18 de marzo de 2023
Sábado de MARÍA
Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa del Espíritu Santo: ruega por nosotros, discípula de Jesús.
El recaudador de impuestos, no el fariseo, se fue a casa justificado
viernes, 17 de marzo de 2023
REFELEXIÓN
«En cada persona herida por el odio y la violencia, o marginada por el egoísmo y la indiferencia, Cristo sigue sufriendo y muriendo. En los rostros de los «derrotados en la vida» se dibujan las facciones del rostro de Cristo que muere en la cruz».
San Juan Pablo II.
miércoles, 15 de marzo de 2023
Oración
Padre,
me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras,
Sea lo que sea, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo mi amor.
Porque te amo
y necesito darme a Ti,
ponerme en tus manos,
sin limitación, sin medida,
con una confianza infinita,
porque Tú eres mi Padre.
Beato Charles de Foucauld
Para que se cumplan las Escrituras hasta la última letra
(Jn 19,28)
martes, 14 de marzo de 2023
Para ser perdonado, debes perdonar
Mateo 18:21-35
lunes, 13 de marzo de 2023
Almas del purgatorio
Madre, te entrego mis frutos de santidad alcanzados durante toda esta semana, para que intercedas con tu hijo y libere tantas almas en el purgatorio como frutos haya yo alcanzado. Confío en la inagotable Misericordia de tu hijo
domingo, 12 de marzo de 2023
SÉPTIMO DOMINGO DE SAN JOSÉ
DOLOR:
sábado, 11 de marzo de 2023
Sábados consagrados a María
Dolores de la Madre
1. Escuchar la profecía de Simeón.
2. Huir a Egipto con Jesús y José
3.Perder a Jesús en el Templo.
4. Encontrarse con Jesús camino del Calvario.
5. Ver Morir Jesús en la Cruz
6. Recibir en brazos a Jesús
7. Enterrar a Jesús
Traigan enseguida la mejor ropa
(Lc 15,22)
“Pero el hombre, cuando muere, queda inerte; el mortal que expira, ¿dónde está?” (Jb 14,10). ¿No hay un hombre sin pecado? Uno sólo, el que ha venido a este mundo sin nacer del pecado. Como estamos todos encadenados por el pecado, morimos todos al perder la justicia: somos despojados de la vestimenta de inocencia que se nos había acordado en el paraíso y como consecuencia somos consumidos por la muerte de la carne. (…)
Un padre ha querido cubrir esa desnudez de su hijo pecador, diciendo cuando volvió: "Traigan enseguida la primera ropa” (cf. Lc 15,22). Si, la primera ropa es la vestimenta de inocencia que el hombre recibió el día de su creación, para su felicidad. Para su desdicha, seducido por la serpiente, la perdió. Contra esta desnudez dice la Escritura: “Feliz el que vigila y conserva su ropa para no tener que andar desnudo, mostrando su vergüenza” (Apo 16,15). Guardamos nuestras vestimentas cuando conservamos en nuestro espíritu los preceptos de la inocencia. Si una falta nos hace presentarnos desnudos delante del juez, volvemos a la inocencia perdida y la penitencia nos devuelve nuestras vestimentas.
San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia
Morales sobre Job (SC 212, Livre XII, Morales sur Job, Cerf, 1974)evangelizo.org
viernes, 10 de marzo de 2023
Reflexión
aunque esos labios se bañen
en hiel de mis graves culpas,
Dios sois, como Dios habladme.
Habladme, dulce Jesús,
antes que la lengua os falte,
no os desciendan de la cruz
sin hablarme y perdonarme."
Don Lope de Vega.
MISLopez
Lo cogieron, lo echaron fuera de la vid y lo mataron
jueves, 9 de marzo de 2023
Pasar a la vida eterna!
El hombre ha sido fortificado por un tiempo, porque por un cierto tiempo recibió la fuerza de vivir en este mundo, para pasar a una vida eterna en la que ningún límite pondrá un término a su vida. Pero en esa breve duración en la que fue fortificado, se puso en estado de encontrar en la eternidad una alegría sin fin o los suplicios que soportará sin escapar jamás.
Es porque fue fortificado por un cierto tiempo que Job agregó estas justas palabras “Cambiarás su rostro y lo despedirás”. El rostro del hombre ha cambiado cuando su belleza fue destruida por la muerte. Es despedido, porque está obligado a pasar al mundo de la eternidad, dejando los bienes que ha adquirido. Cuando llega, ¿qué pasará con esos bienes adquiridos trabajosamente y que lo habían hecho señor? Lo ignora.
Por eso estas palabras: “Se honra a sus hijos, pero él no lo sabe; si son envilecidos, él no se da cuenta” (Jb 14,21). Si los que están todavía vivos ignoran en qué lugar se encuentran las almas de los muertos, tampoco los muertos saben cómo está ordenada la vida en la carne de los que los sobreviven: la vida del espíritu está muy alejada de la vida en la carne. Si corporal e incorporal se oponen en su naturaleza, son también distintos en su conocimiento. Esta distinción no es válida para las almas santas. Si ellas ven en sí mismas la irradiación del esplendor de Dios todopoderoso, no podemos pensar que haya fuera de ellas una existencia que ignoran
San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia
Morales sobre Job (SC 212, Livre XII, Morales sur Job, Cerf, 1974)evangelizó.org