“Alégrense cielos y que la tierra exulte” (Is 49,13) por los catecúmenos que serán rociados con el hisopo y purificados con el hisopo místico, por la fuerza del que durante su pasión bebió del hisopo y la caña. ¡Que las potencias celestes estén felices y que las almas que se unirán al Esposo místico se preparen! Escuchen la voz del que grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor” (Is 40,3). (…)
“¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos” (So 3,14-15). “Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos” (Ez 36,25), dice el Señor, que lavará las manchas de sus hijos e hijas, con un espíritu de juicio y un espíritu de fuego. Los ángeles cantarán entorno a ustedes con estas palabras “¿Quién es esa que sube del desierto, reclinada sobre su Amado?” (Ct 8,5). El alma antes esclava ha asumido al Maestro como hermano adoptivo, afirmando su sincera elección: “¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!...Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas que acaban de bañarse: todas ellas han tenido mellizos y no hay ninguna estéril” (Ct 4,1.2). Mellizos, ya que doble es la gracia. Porque la gracia realizada por el agua y el Espíritu y es anunciada por el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Puedan ustedes al término de su ayuno, instruidos por nuestras enseñanzas, cargados de frutos de sus buenas obras, compañeros irreprochables del Esposo espiritual, obtener la remisión de sus pecados. Gracias al Dios al que pertenece la gloria, que comparte con el Hijo y el Espíritu Santo, por los siglos de siglos.
Amén.
San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismal 3 (Les catéchèses, coll. Les pères dans la foi 53-54, Migne, 1993), trad. sc©evangelizo.org
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